De San Remo a Caracas


Parece de película pero no lo es, en junio de 2023 el expresidente Donald Trump, en una conferencia de prensa improvisada, dio unas declaraciones que desnudan sin hipocresía el nivel de agresión de su Gobierno contra Venezuela: “¿Cómo les parece que estemos comprando petróleo a Venezuela? Al irme, Venezuela estaba lista para colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella. Hubiéramos tomado todo su petróleo. Pero ahora compramos petróleo a Venezuela. Estamos haciendo a un dictador muy rico. ¿Pueden creerlo?, nadie puede creerlo”.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Mark Milley (2021) declaró que el hemisferio occidental “nos pertenece a nosotros y a nadie más, y estamos hombro con hombro en esa causa común para protegerlo de cualquier amenaza internacional”.

La jefa del Comando Sur, Laura Richardson, desde una posición de dominación y saqueo imperial, refiriéndose a los recursos de América Latina y el Caribe, habla de “nosotros tenemos,” como si fueran los dueños “del litio que está en Argentina, Bolivia, Chile, del 31% de agua dulce del mundo en esta región y los bosques de la Amazonía que son los pulmones del mundo y por supuesto del petróleo y el oro de Venezuela”.

Con la presidencia de Harry Truman (1945-1953) y derrotada la Alemania nazi, Estados Unidos creó un nuevo enemigo y una nueva forma y atmósfera de guerra: la Unión Soviética y la Guerra Fría.

Truman, con esa nueva realidad, creó una gran cooperación de gestión de políticas de seguridad interior y exterior que desnaturalizó al Estado Federal de Gobierno, que daría respuesta a un mundo bipolar que combinó a la élite económica y el complejo-militar industrial (que incluyó el Consejo de Jefes de Estado Mayor, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Consejo de Seguridad Nacional). Esa realidad daba a los militares la discrecionalidad de la guerra que acababan de librar.

La Segunda Guerra Mundial, la destrucción y la posterior reconstrucción de Europa catapultaron a EEUU como potencia económica mundial y consolidaron el experimento de gobernanza corporativa introducida por el presidente Truman.

Nuestra hipótesis sobre esa interpretación es que con Truman se gestó un verdadero golpe de Estado suave en EEUU, en el que las corporaciones, la élite militar y política gobiernan independientes del partido que gane las elecciones.


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