Entendiendo su utilidad pública, no cabe duda de que la “eficiencia” de un poema está en la posibilidad que tiene de conmover a las almas más sensibles. El poema, más allá de su calidad estética, su vuelo místico o su cadencia, es en sí un cóctel emocional que algunas veces puede detonar con fuerza centrífuga y volverse infinito en el imaginario. Otras, es un placer onanista, un gusto que se paladea en la intimidad.
Cuenta el poeta y periodista José Quiaragua Pinto que su sorpresa casi se convierte en convulsiones hace muchos años cuando una linda muchacha de El Tigre, estado Anzoátegui, pretendió seducirlo leyéndole, uno a uno, los veinte poemas de amor y la canción desesperada, escritos supuestamente por su puño y letra en su honor. Más que sorprenderlo, ella quería enamorarlo.
Quiaragua, romántico eterno, quien se había devorado entera la obra de Neruda, fingió admiración y agradecimiento frente a la osadía de la joven, y dejó que el amor se desbordara como un caballo salvaje por las praderas de la pasión.
Si algo caracterizó a Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, mejor conocido como Pablo Neruda (1904-1973), es que no dejó indiferente a nadie. Quienes lo admiran, lo quieren con ciega fidelidad. Sus detractores fueron y son implacables, muchas veces fulminantes.
Una corriente lo observa como un poeta popular, intentando con ello estigmatizar su alcance al aparentemente reducido gusto de las “grandes masas”. José Ángel Buesa e incluso nuestro Andrés Eloy Blanco tuvieron el mismo destino por un asunto de “exquisiteces” de la crítica que sería infinito debatir.
Jorge Luis Borges llegó a afirmar: “el comunismo fue muy útil para Neruda. Empezó siendo un mediocre poeta sentimental y fue un gran poeta público”.
Su obra más conocida contiene alguno de los versos más recitados para el amor y el odio en todo el continente, en una lengua cargada de colorido. Puedo escribir los versos más tristes esta noche o Me gustas cuando callas porque estás como ausente, alfa y omega del sentimentalismo latinoamericano.
Más leña para el fuego del amor
- 19 años tenía Neruda cuando publicó por primera vez su libro con la Editorial Nascimento de Chile.
- 90 páginas contienen 20 poemas sin título y la Canción desesperada, referente de la literatura universal del todos los tiempos.
- El Nobel de literatura le fue otorgado a Pablo Neruda en 1971, uno de los tantos reconocimientos que disfrutó en vida antes de sufrir en sus carnes los embates del derrocamiento de Salvador Allende. Las más recientes indagaciones concluyen que su muerte, el 23 de septiembre de 1973, fue a causa de envenenamiento doce días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet.
- El poema 20 es casi una muletilla sentimental. Padres y abuelos lo recitaban de memoria como tarea escolar.
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