Ya yo estoy cansado, ya yo estoy hastiado de tantos sondeos. Encuestas que van, encuestas que vienen cada vez peores; dicen que 60, dicen que son 30, que llega a 40. Pero no tienen nada de verdad. Son simples encuestas. Si se ve la calle, si se oyen analistas, sé que es lo que hacen, llevan el veneno de tantas mentiras. Por eso te digo que ya estoy cansado, que ya estoy hastiado de estas encuestas que son en realidad ¡ay! puras mentiras.
Hay una particularidad en esta campaña respecto a otras, la más notoria es que nadie habla de política. Todos los medios hablan de encuestas, la mayoría de esas habladurías, dan una ventaja a la oposición y los más tranquilos advierten que el juego no se acaba hasta que se acaba. Miden números absolutos, que dependen de la abstención, que hay que considerar 50.000 escenarios. Es decir, no dicen nada sino rumores convertidos en guarismos.
Hay encuestadoras compradas, parcializadas y podría haberlas profesionales. Pero el asunto es que esta es la primera campaña electoral donde las encuestas y los analistas protagonizan el debate.
El único tema político que se asoma cada vez con mayor temor es el de una supuesta transición. Aquí gana el que saque un voto más que el otro. Y la transición presidencial está prevista legalmente.
Pero las condiciones de la elección están lejísimas de una normalidad democrática. Estamos atravesando una emergencia económica-social, no hemos salido de un estado de calamidad pública provocado por las medidas unilaterales de los EEUU y, aunque la conmoción interna ha sido controlada política y pacíficamente, todo el poder imperial transnacional mundial está en contra de que el chavismo participe libre y democráticamente. El Gobierno no ha reculado, pese a tener suficientes trabas para no hacer unas elecciones en estas circunstancias, donde hasta los acuerdos con la oposición ultra son rotos por órdenes de Tío Sam.
El gobiernito títere que sigue reconociendo Estados Unidos se ha robado miles de millones de dólares venezolanos. Nada más con Citgo se están robando 40.000 millones de dólares. ¡¿Usted se imagina si llegan a ganar unas elecciones en las condiciones adversas que están planteadas?! De esto es de lo que hay que hablar, no de la bola de cristal.
Vamos a unas elecciones con la pistola en la nuca, no es la primera vez y tampoco la primera vez que las ganemos. La transición que viene es hacia un régimen de suprema felicidad social histórico.
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