En pocos días las elecciones habrán pasado y nuevamente se abre la posibilidad de equilibrar las fuerzas del país.
A estas alturas hay idealistas que imaginan esta posibilidad como un país sin sanciones, que produce tres o cuatro millones de barriles de crudo al día, donde los salarios “alcancen” y con cambios si gana su candidato.
Soñar, como dice el lugar común, “no cuesta nada”, y dormitando se arreglan todos los problemas, pero la realidad, aún siendo otra, también da pie para que se logre un equilibrio entre Gobierno y oposición como pedía con sorna el Comandante Chávez.
Y ante tanta belleza admitamos que abundarán quienes duden y pidan “mayores explicaciones” a lo cual tienen derecho.
“Equilibrar las fuerzas del país” es una frase que puede llevarnos a pensar que más bien Venezuela está condenada a vivir la eterna pelotera, muy mediocre, y que en la política no se ven patriotas.
Quien no lo crea que lea o escuche los mensajes de actores de nuestra política para darse cuenta de que no trasmiten nada, salvo aquella bobería de “voy hasta el final” o el autoritarismo tras “yo soy la autoridad” que se escuchan como parte de la función pedagoga que tiene el hombre o la mujer públicos cuando dan declaraciones a la prensa.
No obstante, para que el país progrese más allá de las cifras de crecimiento que muestra el Gobierno en esta campaña, es necesario unificar pero no con todo el mundo.
Obvio que allí tiene que estar presente el Gobierno que llama a dialogar, práctica que ya la usó el presidente Chávez después de ser derrocado por dos días.
Y práctica que ha seguido Nicolás Maduro sin resultados salvo para los pedigüeños que se acercan al poder con la mano estirada.
La gran falla, según veo entre los elementos que han actuado en otros intentos de buscar soluciones, es que, apartando al Gobierno que por razones obvias tiene la batuta en estos diálogos, la oposición que asiste por lo general son personajes que si no se sientan con cartas marcadas bajo la manga, es decir, apoyando intentonas golpistas, van desmoralizados tras un cuarto de siglo repitiendo babosadas.
Con esa gente no hay cambios y el barajo después del 28 de julio debe comenzar por el repudio a quienes desde el 2000 han estado dirigiendo la oposición.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente