El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Jens Stoltenberg, con diez años al frente de esa organización, ofreció una rueda de prensa de despedida. Podría pensarse que, a la altura del final de su carrera y por la edad, su preocupación principal sería la posteridad de su prestigio e imagen, tal como solía ocurrir con los gobernantes de la antigua Roma.
Muchas personalidades internacionales aprovechan ese momento para despedirse con algo positivo en bien de la humanidad y se cobijan al partir con el manto de benefactor.
Pero el europeo Stoltenberg lo que hizo fue defraudar a la humanidad, acercar el peligro de una guerra nuclear y todo por mostrar su servilismo a sus amos del Gobierno de EEUU. Pidió el levantamiento de todas las restricciones al uso de misiles de largo alcance, que son transferidos a Ucrania por Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia. Según él no hay por qué temer a las “líneas rojas” rusas. Empuja a Ucrania hacia la Otan, declarando “puertas abiertas” y “cercanía como nunca antes”.
Con el mismo frenesí sigue agitando el conflicto entre Europa y China. Volvió a hablar de “amenazas que provienen de China”. Un conflicto que estaría contraindicado para Europa.
El influyente periódico chino Global Times, afirma: “Stoltenberg será recordado como un ‘ejecutor obediente’ de la voluntad de Washington y su “vanguardia”, la Otan es responsable de desestabilizar la seguridad europea, la expansión de la Otan condujo a la crisis de Ucrania. El mundo moderno no necesita una alianza que, bajo la apariencia de defensa, infunda confrontación”.
La trayectoria profesional de este señor es un ejemplo de cómo las grandes cantidades de dinero, los altos cargos y la participación activa de Washington transforman a muchos, incluso a aquellos que al comienzo de su carrera protestaron acaloradamente contra la Otan y el ejército estadounidense, en generales del globalismo.
A figuras como este señor lo que les importa no son los intereses de la humanidad, sino sus intereses personales. Así es el detestable perfil de estos criminales que hacen de la rusofobia un negocio personal. Después de un tiempo de descanso, se espera que presida la Conferencia de Seguridad de Múnich, ya sabemos qué pasará con la seguridad, será como darle la iglesia a Lutero.
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