Hoy, Pergaminos del Tiempo, se referirá de una manera muy especial a este libro de Plutarco. Primero por tratarse de un incunable mundial, y segundo, porque de los pocos ejemplares que se conocen, la Biblioteca Nacional de Venezuela posee un ejemplar. Este libro fue impreso en Sevilla en 1492.
El mismo fue encuadernado en pergamino con dos broches de trenzas; cantos dorados; portada con rúbricas y líneas manuscritas. Texto a 2 columnas en letras rojas y negras. Puede observarse, anotaciones manuscritas a lo largo del texto; y entre esas notas, las del mismo traductor de la obra Alfonso Palencia cronista de los Reyes Católicos. La mayoría de estos datos fueron tomados del colofón. Esta obra fue tratada en una oportunidad en el Centro Nacional de Conservación de Venezuela, ubicado en la Biblioteca Nacional.
En la actualidad puede verificarse su buen estado de conservación. Atendiendo a medidas de preservación, este ejemplar ha sido protegido dentro de un estuche elaborado con cartón libre de ácido. Sobre esta joya bibliográfica nos comenta el historiador y cronista Arístides Rojas lo siguiente: “La impresión de La Segunda parte de Plutharco en 1492, puede considerarse como de las primeras producciones tipográficas de Sevilla, pues, habiendo sido introducida la imprenta en esta ciudad en 1475, sólo diez y nueve o veinte obras se habían publicado en los diez y seis primeros años. La traducción de Palencia conserva por lo tanto la originalidad tipográfica de aquella época de movimiento intelectual y material que precedió al descubrimiento de América. La obra por otra parte, tiene mérito histórico por cuanto que en las grandes bibliotecas de Europa puede considerarse como un hallazgo de grande importancia literaria.
“Consérvase de esta obra un ejemplar completo en la biblioteca de Viena, según Ticknor y otro en la biblioteca real de Madrid según Pellicer. Pero lo más singular es que Antonio Nicolás, el gran bibliófilo español que escribió a fines del siglo pasado no conoció la traducción de Palencia, y sólo habla de otra traducción posterior hecha en Sevilla en 1508, la cual según el juicio de Méndez parece ser la misma pero alterada en la fecha” (Texto tomado de La Opinión Nacional – Caracas, 21 sep. 1874).
Esta obra forma parte de la colección de cinco incunables mundiales, los cuales se conservan en la colección de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
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