Transcurrieron pocos días desde que circularon, en corrillos faranduleros, mensajes y audios de familiares de Rudy Márquez que confirmaban su decisión de someterse a la eutanasia, hasta que se conoció la noticia del fallecimiento. El diagnóstico de un agresivo cáncer pancreático motivó la drástica medida. El reciente 9 de octubre, en Medellín, se cumplió la voluntad del artista caraqueño.
Rodeado de afectos abandonó la vida. Lo hizo en paz, según lo compartido por sus allegados en redes sociales. También tuvo la templanza de grabar una emotiva despedida dedicada a sus seguidores, sin quiebres ni lamentaciones. Dijo adiós como el caballero que fue.
Rodolfo Márquez van Stenis, como era su nombre de pila, llegó al mundo en una casa de tres patios, ubicada en la esquina Candilito, parroquia Santa Rosalía. Aclaró en alguna entrevista que, aunque su partida de nacimiento decía 7 de diciembre de 1942, su madre le había asegurado que había un error en el registro, ya que había sido un año más tarde.
Descubrió su vocación musical desde pequeño. Cantaba para las visitas, mientras aumentaba su idolatría por Elvis Presley. En 1963, su devoción sufrió un gran impacto cuando descubrió a Los Beatles.
Debutó en el programa ‘Show de shows’ de Venevisión, como integrante del grupo vacacional Los Demonios del Rock. Después, durante una presentación con Los Dangers, compartió con Los Impala que, a la postre, le propondrían sumarse como vocalista ante la inminente renuncia de Henry Stephen que no se concretó.
Ambos compartieron micrófonos en la aventura que los llevó a España, de la mano de Sandra Le Brocq, coreógrafa de Renny Ottolina convertida en mánager del conjunto. Vivieron cuatro años en la península, sin obtener los resultados previstos. No obstante, la experiencia le permitió vivir uno de los momentos más memorables de su existencia.
En 1967, luego de un concierto en Málaga, los jóvenes se desplazaron hasta Almería, donde John Lennon rodaba una película. El británico los recibió y dio cuenta de conocer lo que hacían. La sorpresa aumentó cuando aparecieron Ringo Starr y George Harrison.
Ese recuerdo lo acompañó en su posterior etapa como exitoso baladista, con hits como ‘Háblame suavemente’, de la telenovela ‘La mujer prohibida’; ‘Concierto para un amor que termina’, ‘El amar y el querer’; ‘Una muchacha llamada Milagros’, de la producción dramática homónima; ‘Memorias’, ‘Insoportablemente bella’; y ‘Tú, Ana María’, de otra historia de VV.
Además de cantante, Rudy Márquez fue compositor, productor y animador. Integrante de una generación dorada que no conoció ni necesitó el autotune. La elegancia que mostró como intérprete, la mantuvo hasta el momento de su despedida.
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