Como en una película, la naturaleza nunca deja de sorprendernos. El huracán Milton hizo de las suyas, pero la historia de Joel del Carmen, un niño de nueve años que sobrevivió ocho días perdido en la selva de Campeche, México, tras el paso del huracán Milton, deja un halo de esperanza y es un testimonio del poderoso vínculo entre los seres humanos y los animales.
En medio de la tormenta, el frío, la lluvia, la soledad y la falta de alimento, fueron sus perros, sus mejores amigos peludos, los que lo acompañaron en su travesía y le salvaron la vida frente a las inclemencias de una naturaleza feroz.
Joel desapareció tras salir de su casa en Río Blanco II, una localidad de Palizada, después de discutir su padrastro. Lo que comenzó como un acto impulsivo para alejarse de los problemas, se convirtió en una prueba de la fortaleza del niño y su vínculo con los que serían sus compañeros caninos. No estaba solo; junto a él, sus dos perros fueron su consuelo, su protección y sus salvadores.
Los perros: Héroes en silencio
Joel se adentró en la selva y sus perros siempre estuvieron junto él. Sus dos amigos peludos demostraron ser mucho más que simples mascotas: se convirtieron en su apoyo emocional en medio de la crisis, de peligros como animales salvajes, insectos venenosos y las intensas lluvias que dejó el huracán. La compañía de sus peludos fueron clave para que el niño no se sintiera en total abandono y pudiese mantener la calma ante tanta incertidumbre.
Fueron de gran apoyo y una pieza clave para que pudieran dar con su paradero. Fueron esenciales para su rescate. Ocurrió así, uno de los perros, después de cuatro días en la selva, regresó solito al pueblo. esto alertó a la comunidad y además guió el camino a los rescatistas hacia el rastro de Joel. Las huellas de su fiel compañero, lo devolvieron a la civilización y fue así como los equipos de búsqueda pudieron seguir el camino correcto en la selva donde las marcas de Joel se habían borrado por las lluvias.


El apoyo emocional que marcó la diferencia
Uno de los peludos, se quedó con el niño y fue mucho más que un guía; fue un pilar emocional que ayudó a soportar las duras noches descalzo, sin la ropa adecuada y con el hambre siempre presente. Muchos secretos quedarán guardados por sus perros y la selva.
Los animales pueden brindar un apoyo emocional importante en situaciones críticas, ayudando a lidiar con el estrés y la ansiedad en situaciones difíciles. Para Joel, su perro no solo era un compañero de aventuras, sino su refugio emocional. En la soledad de la selva, donde cualquier niño envuelto en pánico y tristeza, Joel encontró consuelo en su perro.


Un final feliz gracias a la lealtad
Cuando por fin encontraron a Joel, estaba sentado junto a un arbusto, con su perro a su lado. Deshidratado y desnutrido, pero vivo. Se supo que Joel fue trasladado a una unidad médica para recibir los cuidados necesarios, fue atendido y pese a las circunstancias, su estado de salud era estable, y destacaron la resistencia que el niño mostró durante esos ocho días de incertidumbre.
Sin duda alguna, una historia con final feliz y una vez más los perros nos demuestran su amor incondicional.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente