Sanciones e inflación - Últimas Noticias


Atendiendo a la máxima según la cual una estrategia y decisión económica atiende a una estrategia y decisión política, el tipo de cambio en Venezuela cedió ante el incremento de un dólar en los mercados internacionales impulsado por los vaticinios y posterior triunfo electoral de Donald Trump.

El alza de la divisa causó el reacomodo de la política cambiaria del Gobierno Bolivariano, que al haber alcanzado una relativa estabilidad del dólar, logró restarle empuje al alza sostenida de los precios de los 362 artículos que conforman la canasta de mayor consumo de los venezolanos.

De hecho, la web del Banco Central de Venezuela informa que entre el 2 de octubre de 2023, cuando el dólar en la mesa cambiaria local estaba en 34,42 bolívares, y el 30 de julio de 2024, cuando marcó 36,60, la divisa apenas avanzó 6,3% en esos nueve meses.

En ese periodo, hasta septiembre de 2023, la inflación acumulada fue de 158,3%, mientras que en los nueve meses hasta julio de 2024 la relativa estabilidad del tipo de cambio logró reducir la tasa acumulada a 23%.

Ocurre que la intencionalidad política de acelerar en Venezuela el alza del tipo de cambio para generar incrementos de la inflación en el país, se encontró con el aumento de un dólar en los mercados internacionales estimulado por las ideas, también políticas, del presidente electo Donald Trump, quien promete adoptar medidas para proteger y estimular la economía interna de Estados Unidos.

El reportaje del New York Times titulado “Por qué el dólar sigue fortaleciéndose”, publicado el 14 de noviembre de 2024, así lo corrobora: “A medida que las encuestas y los mercados de predicción mostraban que Donald Trump tenía más probabilidades de volver a la Casa Blanca, el valor del dólar empezó a subir. Cuando el resultado quedó claro, el valor se disparó”, dice en su primer párrafo.

Para mayor paralelismo con el comportamiento de la divisa en Venezuela, el texto del NYT escrito por Joe Rennison resalta que la fortaleza del dólar supone un cambio brusco tras tres meses de debilitamiento sostenido, durante los cuales tocó su punto más bajo del año a finales de septiembre de 2024.

“Los movimientos bruscos del valor del dólar pueden tener un efecto desestabilizador en la economía mundial, porque la divisa estadounidense es una de las dos divisas en casi el 90 por ciento de todas las transacciones. Las materias primas esenciales, como el petróleo, suelen cotizarse en dólares”, explica.

La apreciación del dólar estimula su compra por parte de inversionistas y especuladores económicos y políticos, tal como es palpable en Venezuela, donde a la par del fortalecimiento de la divisa en los mercados internacionales hubo presión alcista hasta ubicarlo en 46,62 bolívares el pasado 22 de noviembre, un incremento de 27,3% en apenas cuatro meses.

Para más, el índice internacional del dólar ha subido alrededor de un 3% desde las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos, “un gran movimiento para ese mercado en un periodo tan corto. Casi todas las divisas importantes han perdido valor frente al dólar este año, con pronunciados descensos en las últimas semanas”, dice Rennison.
“Trump es el gran impulsor del dólar”, dijo Steven Englander, analista de divisas de Standard Chartered.

Y así, explica el reportero del NYT, como un dólar más fuerte hace que sea más barato para los estadounidenses comprar productos extranjeros y viajar a otros países, y provoca que las empresas estadounidenses exportadoras pierdan competitividad. También fuera de Estados Unidos, el fortalecimiento de la divisa aviva la inflación en los países con monedas más débiles —como es el caso de Venezuela—y dificulta el pago de las deudas denominadas en dólares, lo que pesa sobre la economía mundial.

¿Hasta cuándo el alza? Los analistas de Barclays prevén que el dólar llegue a valer tanto como el euro por primera vez en dos años si Trump sigue adelante con un arancel de 60% sobre las importaciones chinas y un gravamen de 10% sobre el resto de las importaciones.
Pero los expertos de Société Générale no creen que el dólar pueda subir mucho más en los próximos meses, y predicen que alcanzará su máximo a finales de 2024, imitando el primer mandato de Trump.

Un posible obstáculo para un mayor fortalecimiento del dólar es que otros países pueden tomar medidas para resistirlo. Cuando Trump promulgó por primera vez los aranceles, China tomó represalias con aranceles propios, golpeando productos estadounidenses como la soya.

Renninson también incluye en su análisis que las políticas de Trump sobre aranceles, impuestos y gastos han aumentado la preocupación por el déficit federal, lo que se refleja en un aumento de los rendimientos de la deuda del Tesoro a largo plazo.

El analista precisa que el problema es que el Gobierno estadounidense depende de los inversores extranjeros para mantener su enorme carga de deuda —Japón y China poseen aproximadamente dos billones de dólares de deuda del Tesoro estadounidense combinada— y si son reacios a prestar, esto podría reducir la demanda de activos estadounidenses, debilitando el dólar.

A esto añade que las guerras en Medio Oriente y Ucrania, con efectos inciertos sobre el suministro energético y las rutas comerciales, también tienen implicaciones para el dólar, al igual que los acontecimientos potencialmente imprevistos en los mercados estadounidenses a medida que una nueva administración envalentonada toma el mando.

Mientras, hacia lo interno, en Venezuela, el Banco Central ha adoptado un sistema de minidevaluaciones un tanto más acelerado, con el objeto de moderar el alza de la divisa y reducir el inevitable impacto inflacionario que causa, en primera instancia, un tipo de cambio más apreciado.

La estrategia del Banco Central de Venezuela ha logrado contener el alza intencionalmente política del tipo de cambio paralelo, al tiempo que no desalienta y mantiene el estímulo a la hoy más diversificada y creciente actividad económica, ahora con mayor cantidad de rubros colocados en el exterior


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