Comala y Netflix plagados de adioses


“Vine a Comala porque me dijeron que aquí vive mi padre, un tal Pedro Páramo”. Así, tanto en la novela de Juan Rulfo de 1956, como en la película de Rodrigo Prieto de 2024, se inicia una búsqueda llena de adioses, silencios y profunda soledad, que gracias al ejercicio de la fantasía (en el libro) o mediante la comprobación visual (gracias al filme) se vuelve latente en el paisaje de cualquiera de los pueblos de América Latina, así su autor haya pretendido ubicarlo en Colima, en el costado henchido del occidente mexicano.

La novela fue inspiración para varias generaciones de escritores del mundo, según los entendidos antecedente del realismo mágico y uno de los cimientos del boom latinoamericano. Para el propio Rulfo, es solo una colección de miradas y escuchas del sentir de la gente en su natal Jalisco, pueblo agreste que vivió en sus carnes ese lugar común llamado olvido, en medio de guerras intermitentes por la tierra, por la patria y por Dios, lo que ha plagado de episodios memorables tanto a la historia como a la ficción.

El lugar común no se cumplió. Comala siguió siendo Comala, Juan Preciado, Pedro Páramo, Damiana Cisneros, Abundio y Fulgor, siguieron siendo lo que cualquiera se prefiguró en ese territorio unilateral de la imaginación que siempre ha hecho traumática la relación de una novela con su versión cinematográfica, y que pocos resultados efectivos han alcanzado a lo largo de la historia. Entre otras cosas, porque Prieto y su guionista, el canario Francisco Mateo Gil (responsable de joyas como Mar Adentro, El método y Tesis) decidieron respetar al máximo las voces y los mutismos del original, alcanzando una pieza que logra conmover gracias a los aportes de sólidas actuaciones y esa sinfonía preciosista que valida los paisajes, los misterios, los absurdos y hasta los saltos temporales que utiliza Rulfo para susurrarnos al corazón.

Se podría decir que la era del streaming logró uno de sus primeros clásicos cinematográficos latinoamericanos, y que desde el más allá, en ese sitio donde dialogan los vivos y los muertos de Comala, Juan Rulfo está celebrando.

Diálogo entre vivos y muertos

  • Esta es la cuarta versión cinematográfica del libro. La primera es de 1967, dirigida por el español Carlos Velo; la segunda de 1976-78, dirigida por el mexicano José Bolaños; la tercera de 1981 dirigida por el también mexicano Alfredo Sánchez.
  • Manuel García Rulfo quien encarna a Pedro Páramo en la película, además de ser un gran actor, cotizado en el cine mexicano y norteamericano, efectivamente es pariente de Juan Rulfo ya que su abuelo era primo hermano del escritor.
  • Es la ópera prima de Rodrigo Prieto, director de fotografía mexicano nacido en 1965 quien sin embargo, tiene una impresionante trayectoria, nominado en 2006 a los premios Oscar a la mejor fotografía por su trabajo en Secreto en la montaña.


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