Ojo de garza. Así están los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) están apostados a la entrada del barrio José Félix Ribas, sector de Petare desde donde Wilexis Acevedo Monasterio (El Wilexis) planificaba y ejecutada sus fechorías. A pocos pasos de ese primer punto preventivo y antes de iniciar la calle principal de José Félix, están las Escaleras de Mesuca, que se hicieron famosas porque en el llamado Caracazo, los militares de entonces, acribillaron a varios residentes de esa zona en las horas del toque de queda instaurado para contener las protestas del 27 de Febrero.
Después de esa primera alcabala, comienza la calle principal del barrio, atestada de puestos que los buhoneros aprovechan para ofertar frutas, legumbres, verduras, ropa, cigarros y hasta sopa de mondongo por 3 dólares la ración para comer sentado y oyendo las salsas de Maelo Ruiz.
Es sábado por la tarde y la gente aun compra sus cosas; a tres días de haber caído abatido El Wilexis. Camina y compara precios. “Aquí todo bien, gracias a Dios”, dice un señor sentando en el quicio de una puerta tomando con amigos y oyendo a Pastor López. A lo largo de la vía principal van apareciendo las boca-calles que dan entrada a las distintas zonas que integran el José Félix Ribas. Son 10 zonas que inician a las afueras de la Estación Palo Verde del Metro de Caracas hasta La Bombilla; allá en la cúspide del barrio, donde en abril y mayo de 2020, El Wilexis protagonizó una serie de tiroteos para distraer a los organismos de seguridad, quienes estaban en alerta por la irrupción de la denominada Operación Gedeón, destinada a derrocar al presidente Nicolás Maduro.
En la Zona 4 tenía una vivienda alias El Wilexis. Es un callejón estrecho y al final de éste empiezan las escaleras cerro arriba, justo en el Centro de Educación Inicial “Rosa Fondur”. Los vecinos están en sus quehaceres sabatinos, entre ellos arreglar uno que otro detalle a la moto aparcada en la callecita.
El normal ajetreo del fin de semana también incluye las mesas donde juegan dominó en plena calle y el que tiene su peluquería ambulante con uno y hasta dos clientes haciendo cola para hacerse un “corte barato”.
En la calle nadie habla de El Wilexis. Como si no lo conocieran o nunca hubiese vivido en las zonas 4, 5 y 6. “Por aquí bien”, llegan a responder si acaso le sacan el tema del delincuente abatido.
Las canciones de Diomedes Díaz, el ruido de las motos y los cantos de una iglesia evangélica se entremezclan para dominar la entrada de la calle El Torbes, que va hacia el barrio Julián Blanco, donde el martes pasado cayeron abatidos cuatro integrantes de la banda delictiva Los Pitufos, durante un procedimiento de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Esa operación ocurre un día antes de que comisiones del Cicpc abatieran a alias El Wilexis, cuyos socios son rastreados, entre otros, por una cuadrilla de la PNB adscrita a la Brigada Motorizada, quienes mantienen una presencia continua en todas las zonas del bullicioso José Félix Ribas.
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