El primero de marzo fue el Día Mundial de la Concientización sobre la Autolesión. Si bien no existe intención suicida detrás de estas prácticas, hay un gran malestar psíquico o trastorno emocional que puede tener consecuencias negativas si no es tratado a tiempo.
¿Qué puede llevar a una persona a lastimarse? Cada caso es único y está inserto en una realidad social determinada. Quienes la practican piensan que el dolor físico disminuye su dolor emocional y, de manera no verbal, piden auxilio a su entorno. La autolesión implica hacerse daño a propósito, generalmente en la piel: cortarse, quemarse, rascarse, golpearse, perforarse la piel con objetos. Estas acciones no tienen como fin acabar con su vida sino liberar emociones como ansiedad, depresión, ira o soledad.
La autolesión es un fenómeno complejo que afecta a todas las edades. Son más común en adolescentes o adultos jóvenes y más frecuentes en quienes presentan problemas de salud mental, como trastorno límite de la personalidad, estrés postraumático, depresión, baja autoestima, acoso escolar o ciberacoso. Enfrentar la autolesión requiere un enfoque integral que incluya evaluación profesional por un psicólogo o psiquiatra que ayude a identificar causas y desarrollar estrategias como técnicas para manejo de emociones, ejercicios de respiración y meditación.
Construir una red de apoyo que brinde un espacio seguro para expresar sus emociones y aprender a controlarlas sin lesionarse. Mantenerse conectado con los demás evita el aislamiento.
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