Migrantes de Asia y África denuncian a EEUU de expulsarlos hacia Panamá y vulnerar sus derechos


Decenas de migrantes de Asia y África acusaron al gobierno de Estados Unidos de expulsarlos de manera arbitraria hacia Panamá, donde fueron encerrados por más de un mes en un hotel, bajo la custodia de guardias de seguridad, policías y agentes de migración.

De acuerdo a una información difundida por la BBC Mundo, unos 299 migrantes (hombres, mujeres y niños) de Rusia, Etiopía, Afganistán, Nepal, Pakistán, Somalia, Irán Eritrea, Camerún y China duraron más de 30 días retenidos en el hotel Decápolis de Ciudad de Panamá. Incluso, en medio de la desesperación algunos colocaron mensajes en las ventanas dela habitación con la esperanza que pudieran ser escuchados.

Ante este hecho, el ministro de Seguridad panameño, Frank Ábrego, aseguró que los migrantes no estaban detenidos, sino «bajo la custodia temporal nuestra para su protección» y bajo el control de organismos de la organización de las Naciones Unidas (ONU).

Otro testimonio ofrecido por un migrante afgano insistiò que «en ese hotel estuvimos como prisioneros», destacando que en fotos quedó registrado cómo varios de los migrantes pedían ayuda a través de las ventanas del hotel, dado que se les impidió su comunicación con el exterior y su acceso a abogados.

Seguidamente, se destaca en la nota periodística que el gobierno de Panamá presentó unas estadísticas recientes que revelan que 192 de los 299 migrantes manifestaron su voluntad de regresar a sus respectivas naciones, mientras que el resto se les otorgó un permiso en tiempo determinado por un lapso de 30 días, el cual podría extenderse por 60 días más, aclarando que después de este plazo deberán ser deportados de Panamá.

No obstante, la deportación no es una alternativa para dos iraníes y un afgano. De hecho, la joven Artemis Ghasemzadeh reveló que en el año 2022, decidió ser cristiana y ese cambio de religión se castiga en Irán con la muerte.

Relató que para llegar a los Estados Unidos con intenciones de pedir asilo, tuvo que viajar a a Emiratos Árabes Unidos, luego se trasladó a Corea del Sur y finalmente llegó a México, cruzando de forma irregular junto a su hermano mayor, con intenciones de pedir asilo.

Ante este tipo de situaciones, la directora para las Américas de Human Rights Watch (HRW), Juanita Goebertus, indicó que hay «casos con claros indicios de persecución, lo que impide que estas personas sean devueltas a sus países de origen, sin poner en peligro sus vidas», pero el gobierno de Panamá plantea que estas personas deben buscar otro país que esté dispuestos a recibirlos.

«Estas personas fueron víctimas de un procedimiento arbitrario y trasladadas de manera sumaria a Panamá, sin la posibilidad de solicitar refugio, sin acceso a abogados y completamente incomunicadas durante semanas», señaló Goebertus.

Abandonados en un albergue a la salida del Darién

El ministro de Seguridad panameño, Frank Ábrego aseveró que aquellos migrantes que se negaron a ser devueltos a sus países, serían trasladados a una Estación Temporal de Recepción de Migrantes (ETRM) llamada San Vicente, ubicado a la salida del Darién

El migrante afgano identificado como Hoh lo trasladaron bajo engaño a este albergue.»Nos dijeron que nos iban a cambiar de hotel, nos subieron a un bus y, después de 8 horas, nos dimos cuenta de que estábamos en la selva del Darién».

Hoh relató que no podían ir al baño solos, porque siempre eran custodiados por un guardia, quien los seguía todo el tiempo «La comida era terrible e insuficiente. Cuando les dijimos que no era suficiente comida para nosotros, nos dijeron que eran las órdenes del gobierno de Panamá».

Otro migrante Iraní señaló que los trataban como criminales y a pesar de padecer de diabetes, se negaban a darle su medicina, llegando a tener niveles muy altos de azúcar.

Asiáticos y africanos viven en un gimnasio sin dinero y a la deriva

Al cumplir dos semanas, exactamente el 7 de marzo, los migrantes asiáticos y africanos fueron dejados en el terminal de Albrook, en Ciudad de Panamá, donde fueron dejados en libertad.

Gracias a la ayuda de la Iglesia católica, la mayoría de estos ciudadanos (27 hombres y 42 mujeres) están viviendo en un gimnasio de Fe y Alegría, sin saber si sus requerimiento sean evaluados, conforme al derecho internacional.

Por lo tanto, el futuro de estos migrantes sigue siendo incierto, ya que no se sabe con exactitud que va a pasar con ellos; tampoco se conoce si nuevos migrantes serán enviados a Panamá, aunque el presidente de esa nación, José Raúl Mulino manifestò no estar muy de acuerdo con esta acción, «porque nos dejan el problema».

Esta práctica ilegal y arbitraria de Donald Trump ya parece ser habitual, pues se resalta que 200 migrantes fueron expulsados en febrero de EEUU con destino a Costa Rica. Lo único que piden los migrantes entrevistados es que se les permita tener un lugar seguro para vivir y en plena libertad.


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