Ocumareños reviven histórica procesión del Santo Sepulcro desde el sector Pampero


Este viernes Santo, una marea humana, con la mirada fija en la imagen bicentenaria del Santo Sepulcro inició la tradicional procesión a lo largo de cinco kilómetros, un testimonio palpable de devoción transmitida de generación en generación en Ocumare del Tuy, municipio Tomás Lander del estado Miranda.

Después de la celebración solemne de las Laudes, a las 8 am, la legendaria procesión del Santo Sepulcro salió desde la Capilla Nuestra Señora de la Guadalupe en el sector Aponte (Pampero), recorriendo 4.9 kilómetros hasta llegar a la Basílica Nuestra Señora de Coromoto de la parroquia San Diego de Alcalá, donde hubo los Oficios de la Pasión del Señor, el Rosario de Pesame. 

Algunas personas con los pies descalzos marcaron el ritmo lento y solemne sobre el asfalto caliente. Son promeseros, hombres y mujeres que cumplen votos ancestrales, ofreciendo su sacrificio personal a cambio de favores concedidos. Sus rostros reflejaban la profunda conexión espiritual que los une a esta tradición. En sus manos, pequeñas velas encendidas titilaban como faros de esperanza, desafiando la brillantez de la mañana.

La imagen del Santo Sepulcro, una reliquia que data del año 1818 y cuenta con 74 años de ser protagonista de esta peregrinación, avanzó lentamente sobre los hombros de 13 cargadores. Cada paso es un eco de los incontables Viernes Santos que la han visto recorrer estas mismas calles. El peso de la historia y la fe se sentían en el aire, mientras el silencio respetuoso solo es interrumpido por las oraciones susurradas y los cantos litúrgicos que emanan de la multitud.

Florentino Tovar, portador del Santo Sepulcro hace 56 años, compartió una profunda conexión personal con esta tradición, recordando cómo su padre le inculcó su valor desde temprana edad. Su involucramiento en la organización comenzó en el año 1969 colaborando con el equipo de sonido, escalando progresivamente hasta convertirse en uno de los responsables actuales. 

Tovar, de 80 años de edad y residente del caserío agrícola Rangel, también señala que las promesas realizadas al santo a veces pueden generar diversos inconvenientes en la logística de la celebración.

Al atardecer el Santo Sepulcro volvió a salir en procesión -junto con las efigies de La Dolorosa, la Santa Cruz, La Verónica, La Magdalena y San Juan- por las calles centrales de esta ciudad tuyera. 

74 años de procesión

Antonio Trejo Calderón, historiador, recordó que esta tradición comenzó en 1951-1952 gracias a los trabajadores de la Industria Pampero, quienes formaron la asociación «Socios del Santo Sepulcro» para organizar la procesión. Inicialmente patrocinada por familias locales, la imagen era trasladada desde Pampero hasta la iglesia.

«En el primer año, la procesión se adornaba frente a la casa de la familia Trejo-Calderón. La pesada mesa de roble era cargada por 22 personas y el recorrido, acompañado de música sacra, pasaba por diversos puntos emblemáticos hasta llegar a la iglesia alrededor de las 6 pm. Luego, había otra procesión nocturna. Al día siguiente, la mesa era retirada por 24 cargadores», relató.

Cuenta Trejo Calderón que en los primeros años, el Santo Sepulcro permanecía en la iglesia hasta que se construyó la capilla en Pampero. La imagen del Santo Sepulcro, testigo mudo de siglos de devoción continúa marcando un año más en la historia de este pueblo creyente.

Esta tradición fue declarada Patrimonio Cultural Histórico del municipio Tomás Lander según Decreto Nº 22 del 25 de julio de 1991.

José Sánchez, un devoto de la Hermandad del Santo Sepulcro, recuerda los orígenes de esta tradición, señalando que la organización inicial era conocida como «pantera» y que la capilla donde se resguardaba la imagen era la capilla de bomberos, hacia donde se llevaba el santo.

Revela que la tradición tiene varias historias significativas a lo largo de los años, especialmente durante la Semana Santa, cuando comienza el arreglo de la imagen para el Viernes Santo, mencionando un incidente lamentable en el que personas ajenas violentaron la capilla donde se encontraba el Santo, ocasionando daños a la imagen, que quedó «prácticamente mutilada». Tras este suceso, la Hermandad y el clero católico trasladaron la imagen a un lugar más seguro, buscando recuperar la tradición.

La peregrinación estuvo resguardada por más de 30 funcionarios policiales y Protección civil del municipio. 


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