Los integrantes del Partido Revolucionario de Venezuela, PRV, en México, en el año de 1929, reeditaron el libro titulado La verdadera situación de Venezuela, escrito por Salvador de la Plaza y Gustavo Machado, en 1925, con la finalidad última de “divulgar los conceptos políticos y la nueva interpretación de la historia de Venezuela que se va haciendo camino en la conciencia de la emigración venezolana”.
El objetivo político del PRV consistió en derrocar el régimen de Juan Vicente Gómez “por su marcha acelerada hacia la colonia yanqui”. Así pues, la destrucción del caudillismo a través de la organización independiente de los trabajadores llevó a estos revolucionarios a plantear la toma del poder por la vía armada con la intención de “presentar batalla al imperialismo y a sus agentes nacionales, los vendidos al oro de Wall Street y Londres”.
Por tal razón política e ideológica, al final del texto reimpreso insertaron los “principios básicos de la revolución venezolana” con la aspiración de darle dirección ideológica a la gesta libertadora y revolucionaria. Para ello, destacaron la necesaria emancipación del campesino, el obrero, el indígena y del soldado de las arbitrariedades del hacendado, el capitalista y del jefe despótico.
Esta pretensión revolucionaria y organizativa del PRV demostró con creces el interés de comprender las relaciones sociales de producción en el marco de la intrahistoria de la formación social venezolana. Es el primer partido que se organizó dentro de un proyecto claramente antiestadounidense por sus apetencias imperialistas en torno a las riquezas naturales del país que socavan “la independencia y la soberanía”.
Abren brecha segura a la interpretación teórica de carácter marxista, al nacimiento del Partido Comunista y a los grupos revolucionarios armados que aspiraron a la liberación nacional y de la región. En consecuencia, enfatizar que las máximas aspiraciones de la revolución venezolana anti-yanqui ha sido un “calco y copia” de experiencias foráneas, trata de un acto de “mala fe” en contra de la memoria histórica insurgente.
Por último, vale la pena destacar que en el colofón copiaron el retrato de Hilario Montenegro en honor a su memoria: “asesinado en Curazao, el 25 de enero de 1929, por los esbirros de Juan Vicente Gómez tirano de Venezuela y agente de Wall Street”.
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