Algunos vociferan que no debemos «humanizar» a las mascotas, que los perros y gatos no son hijos, que no piensan ni sienten (como uno, claro), que son traicioneros (sobre todo los michis).
Yo jamás he pensado así.
Pero desde que Totoro (mi gato) llegó, me atrevería a afirmar que, en realidad, lo prefiero por encima de un gentío, que me parece más noble que muchos seres humanos, y que me ha dado algunas de las lecciones más importantes de mi vida.
Con Totoro aprendí que, si queremos, es posible entender al otro aunque hablemos «idiomas distintos».
Mi gato me enseñó que la rutina no es tan mala, que debo descansar sin tantos remordimientos… y estirarme antes de pararme de la cama o después de levantarme de mi escritorio.
Me obliga a no mirar mi celular apenas abro los ojos y a desconectarme de la computadora cuando llevo demasiadas horas pegada a ella… o de lo contrario, me morderá sin parar.
Es mi recordatorio constante sobre lo más valioso que tenemos: el tiempo, nosotros.
Él me recordó la importancia de jugar y que, a veces, para divertirnos, simplemente necesitamos volver a lo simple: una pelotica de papel, una caja y un buen compañero de aventuras, pero si no lo tenemos: no importa, siempre podremos corretear solos o… buscar a alguien.
Eso: me enseñó que es válido pedir afecto cuando lo necesitamos o queremos.
A su lado supe que quien te quiere te espera pacientemente, reconoce tus pasos, se alegra al verte llegar, te saluda con amor, te entrega sus vulnerabilidades (su barriguita), te cuenta su día.
Supe que cuando amamos, ese recibimiento nos resetea, nos hace felices.
Y para ser felices necesitamos de los otros, rodearnos de gente amorosa, tener alguien a quien podamos ronronearle, mostrarle todo eso que reside en nuestro interior.
Pero Totoro también me mostró que no debo confiar en todo el mundo, que la confianza se gana, que debemos poner límites y que, si alguien los sobrepasa, es válido cambiar el tono, mostrar los dientes, las uñas, atacar, o mejor… simplemente irse.
Al observarlo, supe que en la oscuridad o cuando no vemos bien (a pesar de la luz) debemos ser sigilosos, observarlo todo, caminar despacio, no hacer ruido, en especial si tenemos un objetivo claro.
También me obligó a dejar de pelearle su forma de ser y ocuparme de la única que está en mis manos: la mía.
Entonces, empecé a ser más ordenada para no encontrar todo en el suelo, mordido, roto, o… peor aún: no hallarlo por un buen tiempo.
Totoro me enseña a convivir, a saber que el amor siempre implica ceder un poco: ver sus juguetes regados, prestarle un pedacito de mi closet cuando tiene frio o quiere esconderse del mundo, aceptar que mi ropa siempre tendrá pelitos. Finalmente, las marcas que el otro nos deja son un recordatorio de que amamos y somos o fuimos amados.
Gracias a él, nunca estoy sola.
Él vigila mi sueño, me acompaña a hacer pipi en medio de la madrugada, se acuesta encima de cualquier parte del cuerpo que me duela, me cuida cuando estoy enferma, me ve llorar con asombro pero luego intenta frenar mi llanto, me escucha.
Yo creí que habia salvado a mi gato… de la calle, del frio, de la desnutrición, de las pulgas, de los parásitos, de la gente que lo habia maltratado.
Pero, en realidad, fue él quien me ayudó a no perder la fe, me recordó que es hermoso tener casa, estar en ella, crear nuestro propio concepto de hogar.
Lo rescaté siguiendo el consejo de un psicólogo: adoptar un gato como previa a tener un hijo.
En el interin, el padre adoptivo huyó, y Totoro sufrió su ausencia tanto o más como yo, pero luego, me mostró que él también ha aprendido de mí: se levantó, nos levantamos.
Con su adopción, yo me reafirmé: soy una jeva tan impaciente como responsable, tan peleona como amorosa, tan llorona como fuerte, con tanta rigidez como capacidad de adaptación, y no debo creer lo que dicen aquellos expertos en robarse el brillo ajeno, porque -al final- solo yo me sé en su justa dimensión.
No sé si el hijo llegará, pero espero que el gato se quedé hasta mi vejez… y que, de tener siete vidas, me escoja en todas.
Por: Jessica Dos Santos / Instagram: Jessidossantos13
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