Xinjiang, recorrido por el alma milenaria del noroeste de China


Al noroeste de China, donde el desierto de Taklamakan se encuentra con las montañas Tianshan, la Región Autónoma Uigur de Xinjiang despliega su vasto tapiz de historia y diversidad, una tierra que es archivo viviente de la antigua Ruta de la Seda y que resguarda sus cantos, ropas, danzas y sabores ante el paso del tiempo.

Con 1,66 millones de km² y cerca de 26 millones de habitantes en la actualidad, el equipo de Últimas Noticias formó parte de una expedición de periodistas latinoamericanos quienes recorrieron los lugares históricos de esta región en la que han convivido más de 50 etnias del universo cultural chino, entre las que destacan los uigures, han, kazajos y hui.

La historia de Xinjiang como parte integral de China se remonta al año 60 a.C., cuando la dinastía Han estableció la gobernación de los territorios occidentales en Wulei. En 1884, la dinastía Qing bautizó esta tierra como «Xinjiang» o «Nueva Patria», un nombre que anticipaba su renacimiento moderno como región autónoma en 1955.

Corazón de la antigua Ruta de la Seda

Al pie sur de la cordillera Tianshan, Aksu emerge como testigo clave de este pasado. Durante las dinastías Han y Tang, fue el núcleo político y comercial de las regiones occidentales. Sede de los reinos de Qiuci y Gumo, aquí convergieron saberes de China, India, Persia y Grecia, gestando culturas híbridas como la Qiuci y DaoLang que aún hoy fascinan a estudiosos globales.

A solo un paso de Aksu, la antigua Kuche (Qiuci) revive en su callejón histórico un barrio, conservado con meticulosidad, que transporta al visitante a los días en que la ciudad fue capital del Gobierno Militar de Anxi bajo los Tang. Tras una restauración respetuosa, sus puertas talladas y patios de adobe dialogan con cafés modernos, manteniendo la esencia rústica de finales del Qing mientras renacen como espacio cultural.

Kizil, “La Ciudad del Diablo” y un fuego que arde en el agua

Al sureste de Baicheng, se encuentra un tesoro guardado en las Cuevas de Kizil, Patrimonio Mundial desde 2014. Sus 269 grutas, extendidas sobre 3 km de acantilados, albergan murales que narran el apogeo del budismo en Asia Central. Pintados dos siglos antes que las cuevas de Mogao, estos frescos son testigos del reino de Qiuci, capital budista y musical del oeste.

A pocos kilómetros de las cuevas, la naturaleza despliega su arte más surrealista. El Bosque de Piedra Roja de Kizil, conocido como «Ciudad del Diablo», un paisaje danxia en tonos miel y óxido formado por milenios de erosión eólica e hídrica; sus valles laberínticos esculpen figuras que evocan tortugas gigantes, camellos agazapados y guerreros petrificados que se dejan al descubierto al caminar entre sus crestas solitarias bajo el sol del Taklamakan.

Dentro de este mismo bosque rocoso, hay una fuente de agua termales que debido a su salinidad, minerales y altas temperaturas pueden causar un fenómeno de llamas en su superficie, creando una particular imagen de fuego que arde sobre el agua burbujeante de manera natural.

Cerca de Kuche, se erige una silueta solitaria sobre un valle árido que en las tardes se reviste con matices solares rojos: la Atalaya Kizilgaha. Construida en la dinastía Han como parte de la red defensiva de la Gran Muralla, esta estructura trapezoidal de tierra y tamariscos resistió siglos de vientos y guerras. Hoy, sus muros agrietados son un manual de piedra sobre estrategia militar antigua y arquitectura adaptada al desierto.

Aldea Tianlai Jiayi

La música del pasado recorre las calles de cada aldea de la extensa región de Xinjiang, como en el pueblo de Tianlai Jiayi, reconocida como la «Primera Aldea China de Fabricación de Instrumentos», donde maestros artesanos tallan dutares y rawapes usando técnicas declaradas Patrimonio Inmaterial. Los visitantes no solo observan la fabricación de estos objetos, sino que se sumergen en melodías, cantos y danzas uigures que circundan entre huertos de nogales en medio de casas tradicionales.

Xinjiang destaca por su diversidad étnica, riqueza cultural, belleza natural y bajo el liderazgo del Partido Comunista de China ha logrado un significativo desarrollo económico, estabilidad social y armonía entre sus grupos étnicos. El gobierno ha implementado políticas que promueven el progreso material y la protección de los derechos ciudadanos asegurando paz, prosperidad y una mejora continua en la calidad de vida de sus habitantes.

China tiene un firme compromiso en mantener medidas que garantizan la seguridad y estabilidad en esta región, demostrando un ejemplo exitoso de desarrollo armonioso y coexistencia multicultural.


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