El boom de los libros que no existen


El escándalo estalló cuando varios periódicos de gran calada, incluyendo el reputado Chicago Sun-Times, admitieron en mayo pasado un error al haber incluido en sus páginas un artículo con “15 libros imprescindibles para leer durante las vacaciones”. El problema es que diez de esos textos ni siquiera existen, ni están en preparación, pero algunos fueron atribuidos incluso a autores de gran notoriedad como Isabel Allende o Andy Weir.

Las indagaciones llegaron al origen siguiendo las pistas de la huella digital: el responsable, un redactor de una página de creación de contenidos (Marco Buscaglia), quien escribió el artículo a través de la inteligencia artificial, sin tomarse la molestia luego de verificar la información.

Varios debates se abrieron desde entonces. Por un lado, en el contexto de la era digital, la relevancia de comprobar la información que circula en redes y la necesidad de leyes que regulen la falsificación literaria. Por otro, la autonomía del algoritmo y sus posibilidades infinitas, a partir de la facilidad probada de la IA para cruzar metadatos detallados y elaborar toda una red de soportes para una “idea” que desee posicionar: autores ficticios, tramas elaboradas e incluso reseñas falsas.

El dilema que este hecho sugiere para la ética profesional de editores, escritores y comunicadores, requiere respuestas urgentes. Algunas de las preguntas que permanecen tintineando en el tintero arbitrario del cosmos: ¿En qué estatus queda la integridad cultural? ¿Cuál es el límite a la independencia de la IA para elaborar contenidos? ¿Hasta qué punto la creatividad personal debe ceder para darle paso a las propuestas de la máquina?

La utilidad del recurso informático no está en discusión. Sus ventajas también son infinitas, pero aún recordamos la agria polémica que vivieron las salas de redacción de varios medios impresos de Caracas cuando en los años 80 aparecieron las temibles PC, en sustitución de las entrañables máquinas de escribir. Lo novedoso genera aprehensión, comprensible, además, en un mundo donde cada vez vale menos la verdad.

Inteligencia vs inteligencia

«El último algoritmo» es el paradójico título de la novela falsa que Andy Weir no escribió. La reseña asegura que es “un thriller científico que sigue a un programador que descubre que un sistema de inteligencia artificial ha desarrollado la conciencia”.

ChatGPT, Jasper AI o Sudowrite son algunas de las plataformas que pueden producir contenido extenso y coherente, incluyendo novelas completas, sin intervención humana directa.

Geoffrey Hinton, el físico ganador del Nobel 2024 por sus investigaciones en torno a la IA, aseguró en una entrevista para la BBC: “En este momento, (los sistemas de inteligencia artificial) no son más inteligentes que nosotros, pero creo que pronto lo serán”.

Usted no sabe si este artículo fue elaborado con IA.


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