En un acto especial, lleno de emociones y aplausos, el escritor argentino Vicente Battista recibió este 2 de agosto, de manera oficial, el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en su edición número 21, por su obra «El simulacro de los espejos».
La actividad se realizó durante la noche, en la Sala de Teatro 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos (Celarg), y contó con la presencia de Ernesto Villegas, ministro de Cultura; Raúl Cazal, viceministro de Fomento de la Economía Cultural; Pedro Calzadilla, presidente del Celarg; y Juan Antonio Calzadilla, jurado del certamen.
Pedro Calzadilla dio las palabras iniciales. Manifestó que “Venezuela, Caracas, y esta institución se convierten en el epicentro de la novelística y la creación escrita en lengua castellana”.
Expresó que este es un premio entrañable que congrega a personalidades de la cultura, por lo que cada vez que ocurre es un acto de alegría y de fiesta para las letras.
Agradeció al jurado del certamen, integrado por Perla Suez (Argentina), Rafael Cuevas Molina (Guatemala), Juan Antonio Calzadilla (Venezuela), Fermín Goñi (España) y Abel Prieto (Cuba).
Resaltó que los centros de poder imperialistas quiere derrumbar los logros culturales de la revolución, sin embargo, «se equivocaron, aquí estamos íntegros, enarbolando nuestra bandera de ocho estrellas (…) Y con un Premio cada vez más vigoroso».
Juan Antonio Calzadilla dijo que con las obras postuladas, 503 en total, superando la cifra más alta hasta entonces en el 2009 de 274 títulos; se demuestra que hay una vitalidad de la escritura en la lengua castellana. Y destacó que la novela es una de las grandes novelas contemporáneas.
Battista, emocionado por el reconocimiento, dijo que «me hubiera gustado conocer a Rómulo Gallegos, escucharlo, aprender y compartir con el un paciente vaso de vino. ahora me quedan sus cuentos y novelas», y alabó la novela Doña Bárbara.
Defendió el Premio Rómulo Gallegos, destacando su experiencia como juez en una de las ediciones, y dijo que la mejor manera de ver la vitalidad y el mérito del mismo, es la participación de los escritores.
Hizo una discurso sobre la falsa felicidad de mundos opresores, expuestos en novelas como «1984» de George Orwell y «Un mundo feliz» de Aldous Huxley. Sin embargo, agregó, esas ficciones se convirtieron en realidad.
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