Más allá de la lucha por quién o quiénes dictarán la norma a seguir por la humanidad en los años que vienen, lucha en la cual unos y otros se acusan de “globalizadores”, la globalización a manera de herramienta práctica es una realidad útil.
Ejemplo de ello se observa en la música que escuchan los jóvenes. Melodías que a veces les suenan tristes a los más viejos pero que en realidad es reflejo del mundo que les ha tocado vivir a los nacidos en este siglo.
Bien: hay una canción que desde el año pasado está pegada en los primeros lugares de venta, es decir de “bajadas” desde la red. Su autora es una joven entre sudcoreana y sudafricana. El título muy atinado es “Apartamento”, que en la lengua de esta joven cantante suena como el odioso “Apartheit”.
Apartamento es el anhelo de una juventud que crece entre Caracas y Seúl, desde París hasta Buenos Aires, a partir de Los Ángeles hasta aterrizar en Bombay.
Una juventud para la que cada día es más lejano el sueño de tener vivienda propia: situación inexistente cuando la población poco crecía y el mundo estaba despoblado, pero que ahora con hiperinflaciones desatadas y precios de viviendas astronómicos es al menos pre revolucionaria en todo el planeta.
El problema no se trata en Venezuela salvo cuando aparecen en los medios personajillos acostumbrados por décadas a sangrar los presupuestos a cuenta de “expertos” que con una palabrería llena de términos que esconden la falta de soluciones, como “multifuncional”, y otros.
En mí país, el problema es igual al que sufren los jóvenes de casi todo el mundo, sin embargo en esta campaña recién terminada no escuché a ningún candidato a alcalde exponer soluciones.
“No ganan suficiente, no tienen trabajo, menos aún acceso a la vivienda propia o alquilada”, dicen los expertos refiriéndose a los jóvenes.
Y soluciones o cuando menos paliativos los hay: desde la radical de expropiar las viviendas vacías que otros venezolanos abandonaron antes de migrar hasta la más razonable que los alcaldes comiencen a levantar viviendas para alquiler a vecinos jóvenes o muy necesitados.
El acceso al crédito va a depender del Estado nacional que es quien puede bajar las tasas de interés, pero es un punto a negociar, si algún día los gobernantes locales entiendan que son ellos quienes deben resolver, y que para esto hay que bajar la pugna partidista.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente