En los últimos días de octubre, las calles caraqueñas se vestían con la parafernalia de Halloween: ofertas enredadas, calaveras inflables y vitrinas con arañas de goma. En el subterráneo del Centro Simón Bolívar, destacaba un local espiritista con una bruja de nariz aguileña que, en un guiño tropical, lucía un tabaco encendido entre los labios.
¿Estamos ante un fenómeno de multiculturalidad o frente a una manifestación más de la colonialidad del saber y del ser? La clave está en quién define, desde una posición de poder que opera como instrumento de dominación, el orden cultural legítimo.
El Día de Muertos, con raíces cercanas a nuestras tierras, representa una celebración de memoria y pertenencia. Sin embargo, no se ha expandido con la misma fuerza que Halloween, cuya difusión no responde a una simple popularidad, sino a una lógica de imposición simbólica. Se instala desde la subjetividad colonizada, penetrando imaginarios a través de dispositivos culturales globales que normalizan su hegemonía.


Halloween se manifiesta en nuestra sociedad a través de gestos automáticos, aunque no necesariamente voluntarios, que responden al ritual comercial del terror: disfraces, películas, series, recorridos temáticos, espectáculos de horror y, por supuesto, las tendencias en redes sociales que amplifican su estética.
En contraste, en Caracas hemos presenciado en los últimos años expresiones respetuosas y formativas sobre el Día de Muertos, impulsadas por las alianzas entre el Ministerio de Cultura y la embajada de México en Venezuela. En 2024, por ejemplo, se reveló una conexión profunda entre esta tradición y el ritual Akaatompo del pueblo kariña, que honra a los antepasados. Fue un gesto de encuentro, un abrazo cultural que no nace de la imposición, sino de la voluntad de reconocernos entre países hermanos.
¿Halloween o Día de Muertos? Más que elegir, se trata de reconectar con lo propio. Para el filósofo Enrique Dussel, el mito da sentido comunitario; al recuperar nuestros rituales, resistimos la colonialidad sin renunciar al disfrute.
Orígenes distintos
El Día de Muertos. Se celebra desde finales de octubre hasta el 2 de noviembre, principalmente en México. Es un ritual de origen indígena (mayas, mexicas y purépechas), con elementos católicos. Uno de los elementos más expresivos y espirituales es el altar de muertos, donde se recuerda al difunto. Igualmente, se realizan rituales colectivos. Fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Halloween. Su origen es celta y la mitología señala que los espíritus cruzaban al mundo de los vivos. Sin embargo, fue cristianizado como víspera del Día de Todos los Santos. En el siglo XX, la modernidad lo transformó en Estados Unidos y las empresas vaciaron su simbolismo para envolverlo en la lógica capitalista.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente