Ana Corina Sosa, hija de la opositora venezolana María Corina Machado, denunció este martes en Panamá que su madre «ha sido víctima de persecución política» durante más de una década y que ha sido “llamada loca, radical, extremista”, acusada de terrorismo y traición a la patria, además de sufrir agresiones, amenazas y aislamiento forzado.
Sus declaraciones se dieron durante un foro sobre democracia y desarrollo auspiciado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Sosa aseguró que desde hace año y medio su madre permanece en la clandestinidad, bajo constantes amenazas a su vida e integridad, y que “hace dos años” no tiene contacto con ella. “No sé dónde está”, afirmó.
También dijo que cualquier persona de su equipo ha sido “desaparecida, encarcelada, exiliada o forzada a esconderse”, y que ciudadanos que la apoyan durante recorridos “terminan con sus negocios cerrados o siendo perseguidos”.
Aseguró que la trayectoria pública de Machado no obedeció a una ambición personal, sino a un “compromiso inquebrantable con la dignidad humana, la justicia y la libertad”. Recordó que la dirigente estudió ingeniería y aspiraba a continuar la trayectoria industrial de su familia, pero que decidió involucrarse en política ante “el colapso del país bajo el régimen chavista”.
Denuncia «pobreza extrema, caída económica y migración masiva«
Sosa contextualizó la situación del país con datos económicos y sociales. Señaló que entre 2013 y 2023 el PIB venezolano cayó 80%, que la producción petrolera se redujo a una quinta parte de los niveles de mediados de los años 2000 y que “más del 76% de la población vive en pobreza extrema”, pese a que Venezuela posee “las mayores reservas probadas de petróleo del mundo y una de las diez más grandes de gas”.
Aseguró que la crisis ha provocado la salida de “casi un tercio de la población”, cerca de nueve millones de venezolanos. “Son millones de familias separadas”, afirmó.
Sosa relató que abandonó Venezuela hace doce años, como muchos jóvenes afectados por la crisis. Actualmente reside en Nueva York y trabaja en el sector tecnológico, en inteligencia artificial y minería de procesos. “Soy parte de una generación que no se puede dar el lujo de mirar hacia otro lado”, afirmó, destacando que miles de venezolanos en el exterior continúan denunciando la situación del país y exigiendo libertad.
Consultada sobre cuántos migrantes regresarían si se produjera un cambio político, expresó que “la gran mayoría volvería”, aunque advirtió que el país enfrenta desafíos urgentes, especialmente en educación. Según dijo, muchos jóvenes dentro de Venezuela llevan años sin acceso real a formación y existe el riesgo de una “crisis generacional profunda”.
También sostuvo que quienes emigraron se han seguido formando y trabajando, y que la experiencia de vivir en democracias consolidadas les ha permitido valorar la importancia del Estado de derecho y las instituciones. “Ha sido un proceso doloroso, pero de transformación profunda de la sociedad venezolana”, afirmó.
Sosa concluyó expresando optimismo: “Tengo mucha esperanza de que las cosas están muy cerca de cambiar y que Venezuela volverá a ser reconocida no solo por sus recursos, sino por su talento humano”.
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