Hjalmar Jesús Gibelli Gómez - ¡Conócelas! Multas y sanciones en el ecosistema global de seguros - FOTO


DAT.- El sector de los seguros opera bajo un escrutinio riguroso a nivel mundial, dada su función crítica en la gestión del riesgo y la protección de activos para individuos y empresas. Este entorno altamente regulado es supervisado por autoridades financieras y organismos reguladores que imponen un estricto régimen de sanciones y multas.

Explica Hjalmar Jesús Gibelli Gómez que el propósito fundamental de estas penalizaciones no es solo castigar las malas prácticas, sino también mantener la estabilidad sistémica, asegurar la solvencia de las entidades y, ante todo, proteger la integridad de los consumidores. Comprender la naturaleza y el alcance de estas multas es esencial para cualquier entidad o profesional que opere en este mercado transfronterizo, donde la armonización regulatoria es un desafío constante.

La actividad aseguradora está expuesta a riesgos operativos, financieros y de conducta. El incumplimiento de las normativas de gobernanza y transparencia puede desencadenar graves consecuencias financieras y un daño reputacional irreparable. Los reguladores internacionales, a través de sus agencias locales, vigilan que las empresas del sector cumplan con principios fundamentales, como la adecuación del capital, la correcta gestión de los riesgos técnicos y la equidad en el trato a sus clientes. La imposición de multas actúa como el principal mecanismo de aplicación de estas normas, garantizando que el coste del incumplimiento supere con creces el potencial beneficio de la infracción.

Fallas críticas en la gobernanza y solvencia

Una de las áreas donde las multas alcanzan las cuantías más elevadas es la relacionada con la solvencia y la gestión financiera. Las aseguradoras deben demostrar constantemente que poseen suficiente capital para cubrir sus obligaciones, incluso bajo escenarios adversos. El incumplimiento de los requisitos de capital mínimo o la presentación de información financiera inexacta a los supervisores se considera una infracción grave que pone en peligro la estabilidad de la compañía y la seguridad de los asegurados. Las autoridades pueden imponer sanciones millonarias, requerir planes de capitalización inmediata o, en casos extremos, revocar licencias operativas.

Otra fuente significativa de sanciones radica en las deficiencias de gobernanza y control interno. Esto incluye fallos en la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo (AML/CFT). Cuando las aseguradoras no implementan los procedimientos adecuados para identificar a sus clientes, monitorear transacciones sospechosas o reportar actividades ilícitas a las autoridades, se enfrentan a severas multas por incumplimiento regulatorio. Este tipo de sanciones refleja la creciente importancia de que el sector financiero actúe como guardián contra los crímenes económicos globales, una responsabilidad que trasciende las fronteras nacionales.

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Sanciones por mala conducta y protección al consumidor

El trato justo y transparente al cliente es un principio rector en la regulación aseguradora. Las multas relacionadas con la conducta de mercado han aumentado significativamente en los últimos años, impulsadas por una mayor conciencia sobre la protección al consumidor. La venta indebida de productos que no se ajustan a las necesidades del cliente (conocida como mis-selling en el contexto internacional), la falta de claridad en las condiciones de las pólizas o la publicidad engañosa son motivos frecuentes de penalización. Los organismos supervisores esperan que las entidades actúen siempre en el mejor interés del cliente, un concepto que se ha reforzado tras crisis financieras pasadas.

Además, la gestión de siniestros es un punto de alta sensibilidad. El retraso deliberado o injustificado en el pago de indemnizaciones, la manipulación de peritajes o la denegación improcedente de cobertura son prácticas que deterioran la confianza pública y son castigadas con firmeza. La regulación moderna busca establecer mecanismos rápidos y equitativos para la resolución de disputas, y las aseguradoras que fallan en este proceso se exponen a multas considerables. En el ámbito de los intermediarios y corredores, las sanciones suelen centrarse en la falta de profesionalidad, la ausencia de seguros de responsabilidad civil profesional obligatorios o la actuación sin la debida licencia, asegurando así un estándar mínimo de servicio en toda la cadena de valor.

Consecuencias de la infracción del asegurado

Si bien el grueso de las multas se dirige a las entidades, los asegurados y propietarios de vehículos también están sujetos a sanciones por incumplimientos de las leyes de tráfico o la legislación de seguros obligatorios. Circular sin tener contratado el seguro de responsabilidad civil para vehículos a motor es una infracción globalmente reconocida y penalizada con multas sustanciales y la inmovilización del vehículo, dada la magnitud del riesgo que genera para terceros. Del mismo modo, la presentación de reclamaciones fraudulentas o la omisión intencional de información crucial al contratar una póliza son actos que, al ser detectados, resultan en la anulación de la cobertura y, potencialmente, en procedimientos legales o multas civiles. La integridad y la veracidad son esperadas de todas las partes en la relación contractual del seguro.

(Con información de Hjalmar Jesús Gibelli Gómez)


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