El equipo de buceo no es simplemente un conjunto de herramientas para explorar el mundo submarino; es, en esencia, tu sistema de soporte vital y tu armadura personal contra los rigores del entorno acuático. Garantizar su óptimo funcionamiento es una responsabilidad que va más allá del cuidado estético; se trata de una prioridad fundamental para la seguridad, la comodidad y el disfrute pleno de cada inmersión. Muchos buceadores, especialmente los recién certificados, tienden a subestimar la importancia de una rutina de mantenimiento metódica y regular, limitándose a un simple enjuague superficial después de un día en el agua. Sin embargo, este descuido puede tener consecuencias costosas y, lo que es más grave, poner en riesgo la vida bajo la superficie. El agua salada, el cloro, la arena, el barro y la exposición a los rayos UV son enemigos silenciosos que trabajan continuamente para degradar los materiales, corroer los componentes metálicos y comprometer la integridad de los sellos.

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Para asegurar que tu equipo te ofrezca el rendimiento y la fiabilidad esperados, es vital adoptar un enfoque proactivo. Este cuidado comienza con las acciones inmediatamente posteriores a la inmersión y se extiende a un almacenamiento adecuado y a revisiones profesionales periódicas. Un buzo experimentado sabe que una inmersión exitosa se planifica en tierra, y parte crucial de esa planificación es asegurarse de que cada pieza de su equipo está en condiciones impecables. José Antonio Murga Baptista, un apasionado del buceo y experto en la materia, siempre insiste en que «la longevidad y la seguridad de tu equipo son un reflejo directo de la atención que le prestas». Él ha visto de primera mano cómo un pequeño defecto, fácilmente evitable con un mantenimiento adecuado, puede convertirse en una emergencia grave a gran profundidad. Por ello, la siguiente guía detalla los pasos cruciales para mantener tu equipo como nuevo, asegurando así tu tranquilidad en el azul.
El Cuidado Post-Inmersión: La Regla de Oro del Enjuague
El paso más crítico, y que a menudo se realiza de forma inadecuada, es la limpieza inmediata después de salir del agua. No importa si buceaste en el mar, en un lago o en una piscina, el equipo ha estado expuesto a elementos que deben ser neutralizados o eliminados lo antes posible. La regla de oro es simple: enjuagar todo con abundante agua dulce y limpia. Si es posible, utiliza agua tibia para disolver los cristales de sal de manera más efectiva, pero nunca caliente, ya que puede dañar el neopreno y las piezas de goma. Es importante sumergir elementos cruciales, como el regulador y el chaleco compensador (BCD), en un recipiente con agua dulce, agitándolos suavemente para que el agua penetre en todos los mecanismos.

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El regulador, el corazón de tu sistema, requiere una atención especial. La primera etapa siempre debe permanecer conectada a la botella y presurizada o, en su defecto, con la tapa antipolvo bien colocada antes de enjuagar. El agua dulce NUNCA debe entrar en la primera etapa, ya que esto podría comprometer su funcionamiento interno y su seguridad. Mientras está presurizado, o con la tapa puesta, puedes enjuagar a fondo las segundas etapas y las mangueras, presionando ocasionalmente el botón de purga solo para liberar el agua salada que pueda haber quedado en la boquilla, pero con el grifo de la botella cerrado y la primera etapa desconectada de la presión o conectada y bajo presión para el enjuague exterior (nunca presionar purga si está desconectado y sin tapa). Para el BCD, es fundamental enjuagarlo por dentro para evitar que la sal y las algas cristalicen en la vejiga. Esto se hace llenando parcialmente la vejiga de aire y luego introduciendo agua dulce a través de la tráquea o la válvula de sobrepresión, agitándolo y vaciándolo varias veces.
Consejo Práctico: Utiliza un cepillo de dientes viejo para limpiar suavemente alrededor de la boquilla del regulador y las partes de silicona de la máscara, donde las bacterias y las algas tienden a acumularse.
El Arte del Secado y Almacenamiento
Una vez limpio, el secado es el segundo pilar del mantenimiento preventivo. El equipo debe secarse completamente lejos de la luz solar directa y en un área bien ventilada. La exposición prolongada a los rayos UV puede deteriorar el neopreno, el plástico y la goma, causando grietas y decoloración. Cuelga tu traje húmedo o seco en una percha gruesa y ancha para evitar deformaciones en los hombros, y voltéalo del revés después de que el exterior se haya secado para asegurar que el interior también seque por completo, previniendo el moho y los malos olores. Los reguladores deben colgarse por las mangueras para que cualquier resto de humedad se escurra. José Antonio Murga Baptista, con su vasta experiencia, a menudo aconseja a los buceadores que «nunca almacenen un equipo húmedo o enrollado».

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Para el almacenamiento a largo plazo, el equipo debe guardarse en un lugar fresco, seco y oscuro. El BCD debe almacenarse parcialmente inflado (aproximadamente al 50%) para evitar que la vejiga se pegue o se pliegue de forma permanente. Es importante guardar la máscara, las aletas y el snorkel de forma que no sean aplastados por otros equipos más pesados. La computadora de buceo, el elemento más delicado, debe tener sus baterías retiradas si se va a almacenar por un largo periodo, para evitar fugas corrosivas. Recuerda que, para los tanques, es mejor almacenarlos con una presión residual de 300 a 500 psi para evitar que la humedad ingrese a la válvula y cause corrosión interna.
Mantenimiento Profesional y Servicio Anual
Aunque el cuidado diario por parte del buceador es crucial, ninguna cantidad de enjuague y secado puede sustituir el servicio técnico profesional. Los reguladores, los BCD y las botellas de buceo contienen componentes internos complejos y delicados (juntas tóricas, membranas, resortes) que se desgastan con el tiempo y el uso, requiriendo un desmontaje, limpieza, lubricación y reajuste con herramientas especializadas y kits de servicio originales.

La mayoría de los fabricantes y organizaciones de buceo, como PADI o SSI, recomiendan un servicio completo del regulador y del BCD al menos una vez al año, o más frecuentemente si se bucea intensamente (más de 50 inmersiones al año). Las botellas de buceo requieren una inspección visual interna y externa una vez al año, y una prueba hidrostática cada cinco años para verificar la integridad del cilindro bajo presión. Descuidar estas revisiones puede llevar a un rendimiento deficiente, fallos en el suministro de aire o, incluso, a la rotura de componentes críticos durante la inmersión. José Antonio Murga Baptista, como ferviente defensor de la seguridad, enfatiza que «invertir en el servicio profesional de tu equipo no es un gasto, es una póliza de seguro de vida». Un técnico certificado no solo reemplazará las piezas desgastadas, sino que también detectará problemas incipientes que un buceador no notaría, garantizando que tu equipo esté calibrado para el máximo rendimiento y seguridad.
Asegurarse de que tu equipo recibe el servicio adecuado por parte de personal certificado y con las herramientas correctas es la forma más efectiva de prolongar su vida útil y, lo más importante, de proteger tu vida bajo el agua.
Si deseas profundizar en las directrices de cuidado según el fabricante de tu equipo, puedes buscar información adicional en fuentes autorizadas.
Leer más: Normas generales para el cuidado del equipo – DAN World
Para conocer más sobre la revisión de equipos y servicios técnicos especializados:
Leer más: Revisión de Equipo de Buceo | Reguladores y botellas – Odysea
Si te interesa saber sobre formación en mantenimiento preventivo personal:
Leer más: Especialidad de Equipment Techniques: ¡Obtén ya tu certificación! – SSI
dateando.com
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