Desde aquel 2022 en el que asumió la titularidad de la segunda base de los Guardianes de Cleveland, Andrés Giménez se ha convertido en un pelotero de alto rendimiento, al punto de que su defensa es considerada no solo dorada, sino de platino; esto último, algo singular para un fildeador venezolano.
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Dicho eso, es probable que para cualquiera, la ofensiva no deba ser el aspecto más trabajable en el juego del venezolano, puesto que es un defensivo de élite para su equipo con una importancia capital a la hora de evitar carreras y que los bateadores/corredores se embasen o en su defecto tomen la almohadilla adicional.
Sin embargo, después del mencionado 2022 que para Giménez fue una campaña de despegue, en la que por largos tramos estuvo en los lugares altos de la lucha por el título de bateo de la Liga Americana y terminó con un sólido promedio de .297 (de 491-146), con 26 dobles, 17 cuadrangulares, 69 remolques, 66 anotadas y OPS de .837 en 146 compromisos, sus promedios decayeron un poco en 2023.
Ciertamente se mantuvo más tiempo en el terreno (jugó 153 partidos), pero dejó average de .251, con OBP de .314 – .057 puntos menos que en 2022 – y OPS de .713. Pese a ello, algunos de sus totales de su producción fueron ligeramente mejores, al alcanzar 76 engomadas y 27 biangulares. Sólo sus estacazos (15), indiscutibles (140) y traídas al plato (62) no rebasaron lo hecho en el año previo.
Prima por la buena ubicación
Ahora bien, Andrés Giménez no es un pelotero que haga generalmente contacto sólido y fuerte, pero si bien ubicado, una prueba de ello fue ese 2022 y si bien en 2023 se vio a menor escala, también se vio, y la actual primavera no ha sido la excepción, pues batea para promedio de .320; a razón de ocho inatrapables en 25 turnos al bate, con doble, cinco carreras anotadas y una traída al plato.
En adición a ello, posee OBP de .393 y OPS .753. Todo ello, en 28 visitas al plato y 10 compromisos en la Liga del Cactus. No obstante, la clave para Andrés Giménez este año será sin duda poder mantenerse en circulación y saber ubicar los batazos, evitando además hacer swing a envíos malos o alejados de la zona de strike.
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