Discusión de nunca acabar


Visto los partidos, se da por seguro que los circuitos de España e Inglaterra han de ser los más competitivos de toda Europa. La lucha encarnizada entre sus grandes equipos da pie a discusiones de todo tenor para establecer la superioridad, especialmente por los visto este fin de semana con la caída del Real Madrid ante el Valencia, y el empate del Barcelona en su encuentro con el Betis. Estos resultados han encendido las viejas diferencias entre los defensores de españoles e ingleses.

Tener a dos colosos como madrileños y catalanes habla alto, y por eso, cuando son desbordados por equipos que no están en el “jet set”, dan la razón a los que defienden ese fútbol como el mejor de aquel continente: dos gigantes derribados por dos “outsiders”. Empero, los “supports” de los orgullosos clubes de la Reina aseguran que no hay comparación posible: mientras dos demuestran gran categoría y solo cuando sonríe la vida se dan estos resultados adversos a la historia, la bolsa de valores de Londres tiembla con la Premier League, pues ocho o nueve equipos, ¡ocho o nueve, no dos o tres! Son siempre candidatos a la corona. Y para que no queden dudas, ahí está el repaso del Arsenal al Real Madrid el martes en la Champions League…

En España y desde que el mundo es mundo, solo Real Madrid, Barcelona y por acaso una que otra vez el Atlético de Madrid son aspirantes reales, mientras que al otro lado del Canal de la Mancha se dan cosas impensadas. Hace unos años, y contra todo presagio, el Leicester llegó a la meta; es como si, dicen los “ingleses”, el Valladolid o el Alavés alcanzaran la gloria con un campeonato inédito. En los años recientes el Manchester City ha controlado la Premier, pero esta vez le han tomado el número y le han bajado un tanto la altivez a su conductor. Unos argumentan y otros rebaten: “Qué, de qué, pos ahí está”, como diría el gran Cantinflas. Esperemos la Champions League a ver si se puede resolver este espinoso asunto

La clasificación de la selección Sub-17 ha dado a Venezuela la satisfacción poco común de llegar a un Mundial. El fantástico gol de Juan Camilo Uribe al final del partido ante Uruguay dio la pauta al equipo nacional, y un alivio para el casi siempre abrumado fútbol del país. No obstante, nos parece que habrá que ser cautos con estos entusiasmos; recordemos que son edades tránsfugas, de paso, y son pocos, poquísimos, los jugadores que hacen carrera y llegan a lugares prominentes. Pensemos en los Sub-17 y Sub-20 de otros torneos, y tratemos de pronunciar los nombres de aquellos que luego tuvieron trascendencia. Por eso es que, según quien esto escribe, la prudencia puede ser buena consejera.

Nos vemos por ahí.

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