El Nobel de la paz para el odio


Una de esas grandes coincidencias que registra nuestra historia es que cerca del bicentenario de la batalla de Ayacucho, hoy se están cumpliendo 194 años del fallecimiento del Padre Libertador Simón Bolívar, nacido en Caracas, quien falleció pasada la una de la tarde en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830, cuando contaba la edad de 47 años, 4 meses y 23 días de vida, cumplidos el 24 de julio.

Murió rodeado de seres allegados, destacando uno de sus sobrinos, Fernando Bolívar; el español Joaquín de Mier, propietario de la vivienda donde se alojó cuando se preparaba para irse a Europa, pero el mal que lo aquejaba –la tuberculosis– estaba avanzado; seguimos con José Laurencio Silva; Mariano Montilla; Diego Ibarra; José de la Cruz Paredes; José María Carreño; el inglés Belford Hinton Wilson, quien era uno de sus edecanes; el doctor Próspero Reverend, médico que lo trató en sus últimos días; y José Palacios, su criado, quien hasta el final de su existencia le sirvió con cariño casi paternal.

Después de Miranda se le califica como el otro caraqueño universal, y en lo que constituye a sus acciones anticolonialistas fue el Libertador del continente suramericano a través de sus acciones independentistas, en Colombia, su natal Venezuela, Ecuador, las cuales fueron integrantes de la Gran Colombia, el Perú, en cuya parte alta de su territorio, fundó a Bolivia, el 6 de agosto de 1825, y en 1903, surgió Panamá, la cual se desprendió de la tierra donde fue a perecer, y así conformaron seis las naciones liberadas en Suramérica.

Es justo referirnos a las palabras pronunciadas por el general venezolano Mariano Montilla, comandante del Magdalena, quien después del sepelio, el día 20, dijo: “Es mediodía y Colombia acaban de perder a su Libertador y Padre Soldado! Un eterno adiós, nos ha dicho nuestro Libertador, nuestro General.

El cadáver del Libertador fue sepultado el 20 de diciembre, a las cinco de la tarde, en la Catedral de Santa Marta con todos los honores propios de su jerarquía”. Allí estuvo hasta 1842, cuando sus restos fueron trasladados a Caracas y en 1876 sepultados en el Panteón Nacional.

Actualmente se encuentran en un mausoleo, construido por orden del comandante eterno, Hugo Rafael Chávez Frías. Citaremos unas líneas del libro de Mario Szichman Las dos muertes del general Simón Bolívar: “Mi criado José Palacios me ha traído a escondidas el último boletín médico. Mientras lo relevo, voy marchando hacia las sucesivas muertes que nunca lograron tropezar conmigo y a la ira engendrada por el equívoco y los desgraciados incidentes que no busqué y que dan apariencia de verdad a muchas de las acusaciones de mis enemigos…”.


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