Alimentación feliz - Últimas Noticias


Muchos padres se muestran excesivamente preocupados por la cantidad de chucherías que toman sus hijos y en algunos hogares la hora de la comida es un auténtico calvario. De allí que sea fundamental enseñar a los niños buenos hábitos y evitar actitudes erróneas en la mesa. “En lo relativo a la cantidad, lo recomendable varía mucho de unos niños a otros. Uno puede comer menos que otro y, sin embargo, tener sus necesidades cubiertas con esa cantidad. De hecho, más que las cantidades, lo importante es la calidad de lo que comen”, explica la gastroenteróloga pediátrica Carmen Ribes, quien señala que no existe un solo alimento que cubra todas las necesidades nutricionales de un niño, por lo que su alimentación debe ser variada.

“Hay que vigilar que la dieta esté proporcionada, que haya proteínas como carne, pescado o huevos y que tenga también una suficiente cantidad de fibra en forma, sobre todo, de frutas y verduras. Además, es recomendable que consuman otro tipo de productos que también aportan fibras, como las legumbres”, afirma.

Los lácteos son también muy importantes en los tres primeros años de vida y en el periodo de crecimiento de la adolescencia.Por el contrario, la pediatra señala que debe evitarse un exceso de grasas de origen animal y considera que estas deben obtenerse fundamentalmente a partir de aceites. “El aceite de oliva es uno de los más completos y uno de los más sanos a nivel nutricional”, asegura.No obstante, Ribes señala que “sí es recomendable el consumo, tres o cuatro veces por semana, de pescado, preferentemente azul”.

HORARIOS BIEN FIJADOS

Los niños deben tener sus horarios de comidas bien fijados y un lugar específico para comer.“Generalmente, se alimentan mejor en los colegios y en las guarderías porque tienen unas pautas muy concretas. El niño tiene una zona de juegos, abandona esos lugares, se sienta a una mesa con los demás compañeros, se le sirve, come y, cuando ha terminado, se va a jugar”, señala.

«En el comedor escolar los niños no están jugando mientras comen ni tienen puesta la televisión. Todo eso son errores a no cometer”, manifiesta la especialista. Muchas veces se tiene la idea de que el niño tiene que alimentarse a cualquier precio, pero lo que hay que preguntarse es el porqué de esa actitud. ¿Es un problema de conducta o una enfermedad?“Si un niño no está enfermo y no se alimenta, generalmente, no le va a pasar nada por no comer. Lo primero que tienen que saber los padres es que el niño no se va a morir de hambre, pues un niño que tiene a su alcance alimentos, en un momento determinado, los va a consumir”, afirma.

Los pequeños saben que a los padres les preocupa que no se alimenten bien y, por eso, algunos lo utilizan como chantaje emocional. En estos casos, la doctora Ribes recomienda “intentar desdramatizar la hora de la comida” y poner unas pautas muy claras.Un ejemplo es que la comida no debe extenderse más allá de un tiempo prudencial. “Por lo general, los psicólogos recomiendan unos 40 minutos como máximo”, expresa.

En lo relativo a la alimentación de los más pequeños, “es importante no forzar la ingesta y menos de forma sistemática, aunque durante unos días el niño coma un poco menos. Ello evitará una espiral de errores que desembocará en un trastorno de conducta difícil de corregir”, concluye la especialista.

LOS ALIMENTOS EN EL ENGRANAJE INFANTIL

• Frutas y verduras: sus vitaminas, minerales y fibra mantienen el funcionamiento de todos los órganos, pero no sólo eso, sino que fortalece el incipiente sistema de defensas del niño. Este grupo de nutrientes viene en todos los colores y aspectos, por lo que se presta mucho para la creatividad. La experta hace hincapié en el hecho de que los colores de verduras y frutas vienen dados por sus tipos de vitaminas y minerales.

• Cereales y tubérculos: constituyen la fuente de energía por antonomasia; por ello, a más consumo de este grupo, más actividad física debe haber para gastarla. Evite prepararlos con mucha grasa.

• Carnes y huevos: aportan las proteínas en ese organismo demandante, además de hierro, vitamina B12 y zinc, etc., indispensables para el desarrollo cognitivo y muscular. También aseguran la maduración sexual. Por su parte, los huevos es un alimento muy completo, pues es una “bomba” de proteínas, vitaminas y grasa, crucial para el desarrollo del niño. Este humilde ingrediente, barato y abundante en el país, previene con sus propiedades nutricionales los problemas visuales, amén que el colesterol de la yema ayuda a madurar el sistema nervioso central de los niños.

• Leguminosas: no se olvide en la dieta de los granos, como frijoles, lentejas, garbanzos y soya. Estos le aportarán al pequeño proteínas, carbohidratos, minerales y fibra.

• Lácteos: una dieta infantil sin los lácteos dejaría al Ratón Pérez sin su premio debajo de la almohada, pues este grupo de alimentos forman huesos y dientes por su riqueza en calcio y proteínas.

DULCE RACIONAMIENTO

El azúcar: es de estos productos industrializados tiende a poner a los niños hiperactivos, por lo que es mejor no incluirlos en la dieta.

Menú variado: tratar de incluir una proteína, un carbohidrato, un vegetal, una fruta o un postre como gelatina, y leche.

Agregue diversión: Las cosas tienen que ser gustosas para ellos, que sean cómicas. Las arepitas con caritas felices, los arbolitos de brócoli, o zanahorias picadas en forma de flor y alimentos coloridos, son una buena opción para la lonchera.

Prefiera el horno: Los alimentos fritos les encantan a los niños, pero es mejor considerar el horno antes del aceite caliente. La diferencia no es tan notable y es mucho más sano.


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