Los algoritmos de las redes sociales son un conjunto de reglas y procesos informáticos que determinan qué contenido se muestra a cada usuario en su línea de tiempo. El objetivo de estos algoritmos es personalizar la experiencia, mostrándole contenido que sea más probable que le interese y con el que potencialmente sea más probable su interacción. Hasta aquí todo esto parece un cuento de hadas.
Las empresas de redes sociales tienen sobradas razones para no ser transparentes sobre el funcionamiento de sus algoritmos, razón por la cual, las investigaciones sobre los sesgos algorítmicos están en pleno desarrollo. El poder inconmensurable de los algoritmos es el punto crítico en esta discusión.
Para una mayor comprensión del fenómeno es determinante conocer que no es una máquina la que hace este proceso, quien programa los algoritmos es un ser humano absolutamente intencionado. Con base en sus intereses comerciales, de marketing, inclinaciones políticas, religiosas o ideológicas, tiene en sus manos el poder de decidir cuáles temas serán favorecidos y cuáles no por el famoso algoritmo.
A esto se conoce como el sesgo de datos y presupone que quien programa lo hace basado en datos que maneja con total discrecionalidad, sin tomar en cuenta ninguna ley o norma conocida.
La gran característica de las redes sociales es que son plataformas privadas, en las que quienes hacen vida allí, realmente no son dueños de la información que suben.
Entre los varios “sesgos” identificados se encuentra el sesgo de confirmación, mientras más se interactúa con cierto contenido, más se te ofrecerá información relacionada con ese tema. Esto trae dos consecuencias directas: uno, las fuentes que se recomendarán serán idénticas o parecidas a las consultadas, y dos, serán limitadas las opiniones divergentes, creando una burbuja que dificultará una comprensión más equilibrada sobre cualquier tema.
El algoritmo también se alimenta de los “me gusta”, los comentarios y los contenidos compartidos. Éstos son privilegiados sin importar si son ciertos o no, de allí el descontrol que existe en los temas virales.
Este fenómeno se conoce como el sesgo de exposición, y pone sobre la mesa la capacidad de manipulación que podrían ejercer los laboratorios de opinión pública en estas redes. ¿Censura? Censura es poco.
Especialista en Opinión Pública
La entrada ¿Censura en las redes? (II) se publicó primero en Últimas Noticias.
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