La aptitud de un país para comprender su realidad científica y tecnológica define el alcance y la ambición de sus transformaciones. Para evaluar este esfuerzo, las metodologías de medición adquieren un papel estratégico que, si bien pretenden ser homologadas internacionalmente, deben respetar también la singularidad cultural, institucional y productiva de cada país. En esencia, la estadística científica requiere estandarización internacional, pero también debe incluir elementos locales que reflejen la identidad de cada sistema de innovación.
En Venezuela, esta premisa se asume al adoptar e integrar el Manual de Caracas, como un avance metodológico sensible que incorpora instrumentos globales con indicadores acordes al patrón del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación venezolano. La pertinencia de este enfoque consiste en reconocer las particularidades organizativas, la estructura institucional, el papel de los programas gubernamentales en este ámbito, la distribución territorial del talento y la diversidad de procesos formativos que caracterizan al país. Cada indicador refleja una historia colectiva, un proceso social y un propósito geopolítico.
Los países del Sur Global han comprendido el valor de esta adaptación metodológica. China, por ejemplo, ha desarrollado sus propias métricas de innovación durante las últimas décadas, sin limitarse a usar un formulario internacional genérico, sino que ha construido un sistema de indicadores interno, contextualizado e integral. Brasil, por su parte, ha diseñado encuestas estadísticas que integran la medición del talento humano, la infraestructura tecnológica y los vínculos productivos. Vietnam también ha desarrollado una arquitectura propia para su ecosistema tecnológico que permite la adopción de decisiones estatales basadas en pruebas fehacientes. Irán usa métricas específicas para medir los resultados en todos sus sectores emergentes, incluyendo las energías alternativas y la biotecnología. Estos ejemplos reafirman la idea de que la elaboración de indicadores regulares y «a la medida» potencia la gobernanza del desarrollo de la ciencia y la tecnología.
En los años más recientes, la participación activa de las universidades, los centros de investigación, las empresas de base tecnológica, las instituciones gubernamentales y las comunidades ha sido indispensable para evaluar las capacidades reales del país. Cada dato fidedigno arroja luz sobre el estado de la ciencia como actividad estratégica y permite identificar las áreas en las que deben realizarse inversiones, fomentarse conexiones internacionales y potenciarse la formación especializada.
Conocer el estado real de la ciencia en Venezuela permite identificar potencialidades, desafíos, fortalezas y oportunidades para guiar las decisiones, diseñar planes y orientar el desarrollo del sistema. Es así como Venezuela consolida una tradición estadística acorde con sus exigencias históricas y con la tendencia global hacia sistemas de innovación autónomos, comparables, articulados y profundamente conectados con su identidad nacional.
Para saber más del Manual de Caracas visita https://www.oncti.gob.ve/manual-de-caracas/
@betancourt_phd
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