El Nobel de la paz para el odio


Son muchas las acepciones de la palabra “intelectualismo”. Una de las más repetidas se refiere a la corriente de la epistemología que sostiene que la experiencia y la razón son las únicas fuentes seguras del conocimiento. La pasión se deja a un lado, pues esta distorsiona el entendimiento y, por tanto, no permite la generación de un juicio válido, en otras palabras, justo y seguro. Sin embargo, desde el ardor y la exaltación surge el argumento más fuerte para negar el valor del pensamiento crítico como método para un conocimiento racional: el antiintelectualismo.

Isaac Asimov publicó un duro y célebre artículo en 1980 sobre el antiintelectualismo en Estados Unidos. En el texto, el escritor advirtió entonces cómo en esa época ya se perfilaba en su país un odio visceral a la clase intelectual, precisamente utilizando la democracia como un escudo para imponer el pensar y el accionar pasional de las mayorías en detrimento de la voz de quienes, desde las ciencias y la academia, podían dar luz u orientaciones a la sociedad.

Ante el intelectualismo, dijo Asimov, se instaló un “culto a la ignorancia” (título del artículo) que permeó en la vida política y cultural de los estadounidenses. Hablamos de los años 80 cuando Ronald Reagan y Margaret Tatcher impulsaron mundialmente el esquema neoliberal como una nueva fase del capitalismo global, el cual se encontraba en grave peligro.

En Venezuela hemos presenciado un rechazo histórico a la intelectualidad, lo cual ha aplacado, por no decir callado, su voz e influencia. En un momento, incluso, se negó sistemáticamente el acompañamiento cercano que requiere todo proceso político de sus hombres y mujeres de pensamiento crítico.

Sin embargo, algo que merece especial atención es que ahora se está registrando un retorno a la atención de nuestros intelectuales y, además, de sus instituciones. Ello se nota en la renovación integral del Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños Rómulo Gallegos y la irrupción de otros entes como el Centro de Estudios Simón Bolívar. También esto se aprecia en la designación de altos funcionarios provenientes de la academia en áreas clave como ciencia, tecnología y educación, quienes garantizarán decisiones desde el pensamiento crítico y en contra del culto a la ignorancia que amenaza a nuestra Patria en este histórico momento.
IG: @ajnunez_profesor


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