Cumplidas las presidenciales, siguen llegando del exterior preguntas pidiendo validación de los resultados ratificados por el CNE confirmando la reelección del presidente Nicolás Maduro y preguntas sobre la situación actual del país.
Quienes preguntan son parte de los 2.000 delegados internacionales observadores de los cuatro continentes, quienes ahora desde sus naciones observan con preocupación noticias que “influencers” y la novedosa ciberguerra proyectan al mundo sobre un panorama muy distinto a la realidad que presenciaron.
Invitados por varios organismos, estos observadores contaron con una centena de attachés intérpretes coordinados por nuestra Cancillería, para brindarles la atención merecida, atender sus agendas, requerimientos, restricciones alimentarias y seguridad.
Fueron testigos del pleno ejercicio de la soberanía popular, la democracia participativa y protagónica consagrada en la Constitución Bolivariana, así como el Estado de derecho y el funcionamiento de las instituciones, en especial el CNE.
Aparte de unos hechos aislados, presenciaron las elecciones en un país en paz y según comentaban, muy diferente a las noticias que llegan a sus naciones.
También escucharon —de un sector minoritario de la oposición— afirmaciones anticipadas de “fraude electoral” sin ninguna prueba, un remake que no sorprendió a los que nos habían visitado en anteriores elecciones.
Fueron testigos de algunas manifestaciones aisladas presentadas como de “opositores en democracia”, observando que en realidad se trataba de vulgares delincuentes contratados y remunerados.
Además, de testigos llegaron a ser víctimas, cuando no pudieron llegar a Maiquetía para sus vuelos de regreso y tuvieron que retornar a sus hoteles, porque una decena de estos delincuentes cumplía su misión de bloquear la autopista a La Guaira.
Lamentaron mucho que durante su estadía, por evidentes motivos de seguridad preventiva, no pudieron como deseaban visitar Venezuela y poco pudieron compartir con su pueblo.
Ahora, aparte de sus preguntas, estos observadores nos envían artículos que publican en sus países para informar de la realidad venezolana.
“Influencers” y ciberguerra deben saber que “el sol no se puede tapar con un dedo”; que es difícil manipular con mentiras descaradas al pueblo venezolano y a los observadores internacionales de amplia experiencia.
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