El bloqueo por naves de guerra de Estados Unidos al borde de la Zona Económica Exclusiva del mar de Venezuela, la destrucción injustificada de embarcaciones pesqueras, la masacre de sus tripulantes civiles indefensos y las campañas de difamación y amenazas contra la soberanía de nuestro país y sus autoridades son actos ilegítimos, infundados y repudiables:
1) Porque violan el artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas, el cual pauta que “los propósitos de las Naciones Unidas son: 1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz”.
2) Porque violan el parágrafo 4 del artículo 2 de dicha Carta según el cual: “4. Los miembros de la organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas”. Ningún país tiene derecho de interferir en los asuntos internos de Venezuela, y menos de amenazarla.
3) Porque la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en La Habana en 2014 proclamó a América Latina y el Caribe “zona de paz” basada en el respeto de los principios y normas del derecho internacional, incluyendo los instrumentos internacionales de los Estados miembros son parte, y los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”. Un bloqueo naval aniquilador de embarcaciones civiles y asesino de sus tripulantes constituye violación flagrante de principios, normas y propósitos del derecho internacional.
4) Porque según el artículo 111 de la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar de 1982, la persecución de naves militares contra un buque no nacional solo procede “mientras el buque extranjero o una de sus lanchas se encuentre en las aguas interiores, en las aguas archipelágicas, en el mar territorial o en la zona contigua del Estado perseguidor”, en este caso Estados Unidos. No existe tal derecho en aguas extraterritoriales, y mucho menos el de aniquilar embarcaciones y tripulantes indefensos: tal atrocidad no es más que homicidio múltiple, perpetrado con premeditación, ventaja y alevosía.
5) Porque el artículo 1 del Estatuto de Roma tipifica como crímenes de lesa humanidad “k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”; “xiii) Destruir o apoderarse de bienes del enemigo, a menos que las necesidades de la guerra lo hagan imperativo”; “xxv) Hacer padecer intencionalmente hambre a la población civil como método de hacer la guerra, privándola de los objetos indispensables para su supervivencia, incluido el hecho de obstaculizar intencionalmente los suministros de socorro de conformidad con los Convenios de Ginebra”.
6) Porque la coartada estadounidense de que el cerco militar sobre los límites de la Zona Económica Exclusiva del mar venezolano estaría destinado a “combatir el narcotráfico” carece de sustento, pues en el Informe de la Unión Europea sobre Drogas 2024 y en el de 2025 ni siquiera se menciona a Venezuela como corredor del narcotráfico internacional, tampoco se la menciona en absoluto en el Informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito 2024. En dichos documentos además se revela que 87% de la droga ingresa a Estados Unidos por el océano Pacífico desde países en la mayoría de los cuales dicha potencia mantiene bases o contingentes militares, y no por el Caribe.
7) A su vez, la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud de Estados Unidos revela que para 2023 por lo menos 70,3 millones de estadounidenses (24,9% del total, uno de cada cuatro, comenzando con niños de 12 años) consumían sustancias ilícitas, y que 48,5 millones de ellos sufrieron trastornos por su uso. No es concebible que niños de 12 años sepan dónde se consigue la droga, y supuestamente lo ignoren las más poderosas agencias de espionaje y represión del planeta: la CIA, el FBI, la National Security Agency, la Drug Enforcement Agency y las múltiples policías de dicho país, empeñadas desde la presidencia de Richard Nixon en supuesta “guerra contra las drogas”.
8) Por tanto, el bloqueo naval no es más que la continuidad de la agresión de Estados Unidos contra Venezuela que se inicia con el golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril de 2002, sigue con la proclamación del país como “amenaza inusual y extraordinaria” y avanza con el sistemático pillaje de bienes públicos y privados venezolanos en el exterior, más de un millar de medidas coercitivas unilaterales, la inconstitucional expedición de autos de detención contra las autoridades legítimas venezolanas y la destrucción y el asesinato de tripulantes de embarcaciones pesqueras civiles desarmadas.
9) Por lo cual la proclamación del bloqueo naval como supuesta “operación antidrogas” es solo pretexto para intensificar una agresión de más de un cuarto de siglo contra Venezuela, invadirla y pillar sus reservas de hidrocarburos, la quinta parte de la energía fósil del mundo.
10) Según British Petroleum, la Agencia Internacional de la Energía y la Opep pasamos el “pico de los hidrocarburos”, a partir del cual estos se agotarán en cuatro o cinco décadas. Si Estados Unidos saquea los de Venezuela, se dificultaría el mundo multipolar, se aceleraría el derroche de energías no renovables, y quedaría sujeto a agresión militar y saqueo cualquier país con recursos naturales o aspiraciones de soberanía.
En Venezuela se juega el destino de la humanidad. Entre todos podemos decidirlo.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente