Una torta blanca, aunque sea negra


No es que sea algo nuevo para nosotros, llevamos mucho tiempo enfrentando esa guerra, pero lo cierto es que la divisa estadounidense sigue siendo una de las principales armas en los intentos por exterminar todo vestigio de la Revolución Bolivariana.

Es una interminable batalla que venimos librando desde mucho antes de que el comandante Hugo Chávez irrumpiera en la historia con su llamarada de aquel 4 de febrero, cuando se marcó el comienzo del fin para la dictadura puntofijista.

La historia se venía escribiendo desde décadas atrás, como bien lo puede atestiguar, por ejemplo, nuestro presidente Nicolás Maduro, entre tantas y tantos, aunque algunos advenedizos de los nuevos tiempos pretenden esconderla en los rincones. El enemigo era el mismo, al igual que su saña depredadora, y con un objetivo similar. controlar los inmensos recursos de nuestra Patria. Entonces lo hacían con sus gobiernos títeres, que no dudaban para desatar su maquinaria represiva en contra de quienes pretendían devolverle a Venezuela su independencia. Hasta que llegó Chávez.

Las armas eran distintas, como diferente era la época. Se han ido sofisticando, conjugando todo su poderío militar, político y económico, con el dólar cumpliendo el rol de instrumento de extorsión contra los países que se oponen al imperio estadounidense.

En tiempos de la Revolución Bolivariana la guerra económica ha tenido a esa divisa como una de sus cabezas de playa, acelerando artificialmente la hiperinflación con la imposición de un dólar paralelo, para lo cual emplean marcadores ilegales determinados por portales digitales, que asumen una función evidentemente conspirativa bajo la más absoluta de las impunidades.

Y eso, la Impunidad con la cual se manejan, es lo que en la actualidad mantiene gran descontento en un alto porcentaje del pueblo venezolano, pues no se ve una acción destinada a bloquearlos -pese a contarse con los instrumentos tecnológicos para ello-, mientras los precios de casi todos los productos se disparan sin control y los sueldos y salarios se mantienen en el subsuelo.

El presidente Maduro ya ha girado instrucciones para combatir ese dólar criminal, pero, insistimos, para ganar la guerra declarada a través de esta divisa, entre los pasos a darse es indispensable bloquear esas páginas que elevan artificialmente su valor, aparte, por supuesto, de castigar severamente a quienes no empleen la tasa oficial para el cobro de los productos. Es otra de las guerras que estamos obligados a ganar. No hay alternativa.


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