En Barcelona celebraron los 130 años de la Cruz de los Pescadores


La Cruz de Mayo es uno de los símbolos de fe y devoción popular en el Oriente venezolano, y en la comunidad de Palotal de Barcelona celebraron este año también por los 130 años de su madero santo.

La Cruz de los Pescadores, como la distinguen de otras cruces que hay en la ciudad capital del estado Anzoátegui, fue donada a esa comunidad por el general Nicolás Rolando el 3 de febrero de 1895, según cuenta la cronista comunal Celia Díaz Vallenilla

En torno al crucifijo de madera esta comunidad, que para el siglo 19 era una aldea de pescadores, ha mantenido por más de un siglo la tradición de devoción.

Este año las festividades culminaron el 3 de mayo, con procesión, rosario, danza y la presentación del Sistema de Orquestas y la agrupación musical Un sueño Familiar.

La historia de la cruz

La Cruz de los Pescadores tiene una capilla que fue construida por los vecinos, pero antes estuvo en varias esquinas del sector, incluyendo la finca La Torera, propiedad del general Rolando.

El madero fue fijado en el altar desde el año 1956, por lo que la comunidad tiene una réplica que los acompaña en las procesiones, aseveró Díaz Vallenilla.

En su relato, la cronista afirma que el general Rolando donó la cruz para evitar disputas con los pescadores de otros sectores, qué sí tenían su madero para venerar en mayo.

Recordó las cruces de San Pedrito (hoy Buenos Aires), de Maurica donde estaban tres cruces de los indios Cumanagotos, la de Caicara (la cruz de los dos caminos) y La Aduana (tenía la cruz de Terán y Ramón Florecido que hoy está el barrio Rómulo Gallego).

La Cruz de los Pescadores la elaboró el margariteño Manuel Pérez, quien había llegado a esa aldea a través del río Neverí. Mencionó que con los cortes de la madera hizo una réplica pequeña, que también es custodiada por los vecinos.

Díaz Vallenilla asegura que de las leyendas en torno al crucifijo de madera, destaca la contada por un grupo de marineros que encontraron intactos en la salida del río al mar los brazos que fueron robados para atizar un fuego. La historia refiere que después de muchos días de búsqueda, los brazos aparecieron “en la boca intactos”.

La mujer de 80 años, agrega como otro milagro de la Cruz, no haberse inundado la capilla en el histórico desborde del Neverí en 1970, cuando los niveles de agua superaron el metro de altura en las casas de Palotal.

“La Capilla sirvió entonces de refugio de dos familias de la comunidad. Nunca le entró el agua de la corriente fuerte que obligó a otras familias a buscar refugio en los techos y en el estadio Venezuela”, indica Díaz.


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