Un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change revela que la exposición prolongada a olas de calor puede acelerar el envejecimiento biológico.
A partir de datos recopilados en Taiwán durante 15 años, los investigadores advierten que los efectos del calor no solo son inmediatos, sino que pueden acumularse y persistir durante décadas.
Evidencia científica: el calor como factor de riesgo
La investigación, liderada por la científica Cui Guo de la Universidad de Hong Kong, analizó a 24.922 adultos entre 2008 y 2022. A través de indicadores médicos como presión arterial, función hepática e inflamación, se estimó la edad biológica de cada participante y se comparó con su edad cronológica.
Los resultados muestran que quienes estuvieron más expuestos a olas de calor presentaron una aceleración en su envejecimiento de entre 0,023 y 0,031 años. Aunque el impacto individual parece leve, los autores señalan que, a escala poblacional y con exposición prolongada, los efectos pueden ser significativos.
Vulnerabilidad y desigualdad térmica
El estudio también identificó a los grupos más afectados: trabajadores manuales, residentes rurales y personas sin acceso a aire acondicionado. Estos colectivos enfrentan mayores riesgos debido a la exposición directa y la falta de mecanismos de protección térmica.
Los investigadores recomiendan medidas específicas como ajustes laborales, acceso a tecnologías de enfriamiento y fortalecimiento de la infraestructura comunitaria. Además, advierten que las olas de calor serán más frecuentes y duraderas en las próximas décadas, lo que podría amplificar sus efectos sobre la salud pública.
Más allá de los golpes de calor o la mortalidad inmediata, este estudio abre una nueva línea de análisis sobre cómo el clima extremo altera procesos internos del cuerpo humano. En un contexto de cambio climático acelerado, entender el vínculo entre temperatura y envejecimiento es clave para diseñar políticas de salud adaptativas y equitativas.
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