Entre ladrones - Últimas Noticias


Es inestimable la contribución ideológica que Donald Trump ha hecho al pensamiento de izquierda de la actualidad. Su desempeño nos ha permitido superar viejos debates entre progresistas y ha esclarecido el poder pensar en términos realmente liberadores.

Una de sus contribuciones trumpeanas, quizá la más importante, es que la palabra “imperialismo”, que parecía gastada por el tiempo, ha retomado su fuerza. Trump eliminó las dudas de algunos que no admitían que el Gobierno de Estados Unidos era imperialista.

Trump ha mostrado que su país ha sido un imperio y que, en este momento, se esfuerza por mantener la preponderancia imperial de su dominio.

También importante ha sido la destrucción de la ideología neoliberal que había dominado el pensamiento económico de las élites, incluyendo a gran parte de la dirigencia de organizaciones socialdemócratas, progresistas y de izquierda.

Quienes pasamos décadas denunciando que “la mano invisible del mercado”, “el libre mercado” y la “ley de la oferta y la demanda” eran mentiras adornadas para someter los pueblos a la dominación de las multinacionales, hoy debemos agradecer a Donald Trump su diligente puesta en el basurero de esta construcción ideológica.

Lo mismo ocurre con la Unión Europea. Pasamos años denunciando que esa unión era un apéndice de la maquinaria de Estados Unidos. Hemos sostenido que la ayuda brindada a Europa, al final de la Segunda Guerra Mundial, fue un mecanismo de intervención y una ocupación que se mantiene hasta hoy.

Nuestros argumentos apenas si llegaban. Donald Trump demuestra cotidianamente que esa Unión está al servicio del imperialismo norteamericano. Los tiene invadidos y les va a cobrar por esa invasión. Les obliga a comprar armas y energía de Estados Unidos, a pesar de las graves consecuencias que pagan los pueblos de Europa.

Junto a este ejercicio de desnudez de la sumisión de la Unión Europea, también se han desnudado los falsos discursos de defensa de los conceptos de “Democracia” y “Derechos Humanos”, usados para imponer el dominio imperial en África, Asia y América Latina y el Caribe.

Quizá sea esta desnudez uno de los aportes que más debemos agradecer a la gestión trumpeana. Quienes aspiramos a la liberación de nuestros pueblos debemos entender que son una trampa los modelos de “democracia” y los estándares supuestamente éticos que nos vienen de países que son serviles a los dictámenes y aspiraciones del imperialismo estadounidense.


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