La historia de lo que se conoce como humanidad tiene en el saqueo y el sometimiento la máxima expresión de desigualdad. Es el cimiento para la implantación del régimen de la propiedad. Esta acción conduce al aplastamiento del fuerte al débil que, en lo social, geopolítico e histórico asume la toma o invasión, como el camino de la conformación y mantenimiento de los imperios o entidades mayores de la sociedad del despojo y reino de todas las miserias.
Una historia que ha sido determinada por la sucesión de imperios, hegemonías o fortaleza de los altos propietarios y señores de la infamia y la perversión. Cada época se arraiga en un reino imperial. E históricamente se considera la existencia de dos polos: oriental y occidental. Esto es visto como dos formas de pensar, entender y vivir la realidad, manteniendo en común la maquinaria de la violencia hecha invasión.
Desde el imperio romano, matriz de la rotación de poderes occidentales hasta tiempo reciente, se consideró dominante este hemisferio. Sin embargo, hoy el crecimiento imperial oriental reta y muestra su disposición a enfrentar, con el objetivo de suceder al imperio norteamericano, que muestra hoy signos de una creciente debilidad.
Esto plantea un cuadro geopolítico definido por la violencia, la guerra-confrontación imparable. Y en cada uno está las fuerzas imperiales en una guerra continuada que nada tiene que ver con primera, segunda o tercera en un mundo caracterizado por su permanencia.
Este proceso hay que estudiarlo para comprender la situación de Venezuela, cuando se anuncia una y otra manera de ver la sucesión presidencial del 10 de enero. Lo oficial y legalmente establecido es la renovación del mandato actual. A esto se enfrenta la posición de quienes acusan fraude en las presidenciales del 28-J 24 sin plantearlo en los organismos oficiales. Pero Edmundo González, “reconocido esta semana por Estados Unidos como presidente electo”, anuncia que vendrá a juramentarse en el organismo competente.
¿Habrá que pensar entonces en un plan previo para aumentar la tensión-guerra ya creada al ordenar Biden a Ucrania utilizar los misiles de largo alcance contra objetivos rusos? ¿Aumentará la guerra imperial con un intento de invasión y que sea sus agentes quien nos haga la historia? ¿Patriotismo?
Sancho, ¡el caudillismo de la mediocridad y ansias de poder también carece de ética y escrúpulos!
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