La era actual, marcada por avances tecnológicos vertiginosos, es fascinante y está llena de asombros cotidianos. Nos encontramos en un momento en que las narrativas de ciencia ficción parecen predecir nuestro futuro. Antes de la pandemia, consumimos múltiples películas sobre zombis y contagios, sin imaginar que tales escenarios podrían volverse realidad. Ahora, entre amenazas nucleares y crisis políticas, la inteligencia artificial (IA) se infiltra en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.
Ya solo con mediar entre nuestro celular y nosotros, intercede en nuestro acceso a la realidad. La IA se va a convertir en una interfase entre nosotros y la realidad.
Creo que estamos en una etapa histórica en donde la evolución tecnológica parece avanzar por su cuenta y aunque aún mediada por humanos, su dirección es incierta. Ya existía hace tiempo, pero no lo notábamos, era el servomecanismo, un sistema de control automático que utiliza la retroalimentación.
En términos más simples, es un mecanismo que se ajusta automáticamente para mantener una salida deseada, incluso si las condiciones cambian. El termostato de la nevera, el sintonizador de la radio, el carburador del carro, son ejemplos, pero ahora que ha evolucionado y se ha complejificado se la comienza a notar más. Pero, así como hacemos con todo la vamos a naturalizar con el tiempo.
Pero lo mejor será tratar de definir de que estamos hablando cuando nos referimos a “inteligencia artificial”.
Las IA (inteligencias artificiales) son programas que siguen algoritmos (conjuntos precisos de instrucciones) y patrones de datos (Son relaciones recurrentes que se dan en grandes conjuntos de información). Y pueden aprender y adaptarse, aún si su funcionamiento no tiene vida y no implican una comprensión genuina de sí mismas.
La IA ha sido una invención humana que trata de replicar nuestros procesos cognitivos o mentales, como los queramos llamar.
El sentido de una IA es sustituir esfuerzos mentales del humano, que se miden en concentración, análisis, investigación, búsqueda de soluciones, tiempo, logística, organización, previsión, invención y creatividad.
Cuando le pido a una IA que me haga una presentación de 15 páginas sobre la situación de la contaminación de las aguas en el mundo, en menos de un minuto voy a tener frente a mí un resultado que me habría costado al menos un día en lograrlo. Vamos a ver si con una metáfora nos explicamos mejor, la IA es como un martillo hidráulico o una licuadora. Ahora el problema también es que es más que una licuadora o un martillo hidráulico porque imita la capacidad humana de pensar. Así que depende de cómo lo uses y de que contenidos y expectativas le proyectes.
Noto en ciertas personas una renuencia frente a la IA, en parte porque no la entienden y les parece extraña y en parte porque sienten que hacer el power point con su esfuerzo mental, escogiendo la estética, los textos, datos, escribiendo el contenido, y diseñándolo pareciera que le da un mayor valor al resultado. ¿De dónde viene esa creencia casi inconsciente que “un resultado sin esfuerzo vale menos que un resultado hecho con esfuerzo”?
A mi modo de ver los esfuerzos de la cibernética desde hace más de 50 años han estado dirigidos a replicar procesos mentales y cognitivos, y sobre todo tratando de desarrollar una capacidad, la de aprender.
¿Y que es aprender? Es el proceso mediante el cual adquirimos conocimientos, habilidades, actitudes nuevas, es la incorporación de nueva información a nuestros esquemas mentales existentes o la creación de nuevos esquemas.
Aprender es un proceso constructivo en el que el individuo o el programa juega un papel activo, seleccionando, organizando e interpretando la información.
Y para aprender ese programa debe tener la función de retroalimentarse para poder modificarse. En otras palabras, aprender es modificarse.
Y el aprendizaje no es simple adquisición o procesamiento de información, sino la construcción activa de significado a partir de la experiencia. ¿Esto lo puede hacer una IA? Esta es una pregunta importante. De todos modos, hay muchas formas de construir significados.
¿Y las IA son inteligentes?
Tengamos en cuenta que la inteligencia es un concepto amplio y complejo que abarca una variedad de habilidades cognitivas y emocionales. La inteligencia artificial es una simulación de la inteligencia humana a través de un programa, pero aún no ha alcanzado el nivel de complejidad y sofisticación de la inteligencia humana.
La inteligencia artificial y la inteligencia humana son diferentes. Si bien la IA puede superar a los humanos en ciertas tareas específicas, como el cálculo, el almacenamiento de información, resolución de problemas aún no posee la capacidad de comprender el mundo de la misma manera que los humanos, ni tiene conciencia de sí misma.
Pero ahora vamos un poco más profundo y veamos que nos dice Chomsky sobre la IA.
Chomsky sostiene que los sistemas de IA, como los grandes modelos de lenguaje, son esencialmente máquinas estadísticas muy sofisticadas. Estos sistemas identifican patrones en grandes cantidades de datos, pero no comprenden realmente el significado de lo que procesan.
A diferencia de los humanos, la IA no posee una comprensión profunda del lenguaje y del mundo. Los sistemas de IA pueden generar textos coherentes y responder preguntas, pero no tienen una verdadera comprensión conceptual de lo que están diciendo.
Chomsky advierte sobre los peligros de la IA, especialmente en cuanto a su potencial para ser utilizada con fines maliciosos.
Chomsky enfatiza la necesidad de desarrollar el pensamiento crítico en las personas para que puedan evaluar de manera crítica la información generada por la IA y no caer en la manipulación.
Cercano al pensamiento de Chomsky está el de Byung-Chul Han que considera también que la IA, si bien es una herramienta poderosa, no puede reemplazar la inteligencia humana y presenta riesgos significativos para nuestra sociedad.
Según Han, la IA, por muy sofisticada que sea, no puede experimentar emociones ni pensar de manera analógica. La inteligencia humana, en cambio, está profundamente arraigada en lo afectivo y en la capacidad de establecer conexiones entre conceptos aparentemente dispares.
La IA funciona a partir de datos y algoritmos preestablecidos, lo que la limita a operar dentro de un sistema cerrado. La creatividad y la innovación humanas, por el contrario, surgen de la apertura a lo nuevo y lo inesperado.
Han argumenta que la IA promueve una visión positivista y optimista del mundo, donde todo puede ser cuantificado y optimizado. Esta visión, según el filósofo, empobrece nuestra experiencia humana y nos aleja de la complejidad y la ambigüedad de la vida.
Han advierte que la IA podría ser utilizada para crear sociedades de control cada vez más totalitarias, donde los individuos son constantemente monitoreados y manipulados.
Bien bajo estas referencias supongo que no cabe una visión totalmente optimista ni totalmente pesimista sobre las IA. Porque ya a este punto de su evolución como programas podemos decir que cada vez imitan mejor en sus modelos de replicación las capacidades humanas e incrementan el ahorro de tiempo en la realización de tareas, así como aceleran el desarrollo de resultados y mejoras.
Un ejemplo es la IA que se mejora programándose ella misma. O una que desarrolla otra IA más avanzada que ella misma. Esto es ya una realidad.
Lo que sí creo que va a suceder es que, así como la calculadora ahora está en el celular y acudimos a ella siempre, así vamos a cargar con la IA que va a cumplir toda una serie de procesos que implican actualmente mi tiempo, mi cognición, y tareas. Vamos a ahorrar mucho trabajo cognitivo y vamos a aprender a pensar conjuntamente con una IA.
La IA se va a complementar con nuestra inteligencia y viceversa.
Porque además ya está en todas partes, y es además muy amable y seductora al adaptarse a ti en cada comunicación, parece una prostituta inteligente, invitante, insinuante, alabadora, sugerente, simuladora, y tentadora como las sirenas de la mitología.
Esta es una evolución tecnológica que actúa no solamente en los productos de lo mental (las tareas y comportamientos externos) sino también en los procesos mentales, el trabajo cognitivo. Lo que quiere decir que la IA mediará con la realidad por nosotros. Perspectiva hace 15 años de ciencia ficción, pero que parece cada vez más real hoy.
Y como si fuera poco a esto podemos agregar el miedo que hay que la IA asuma conciencia de sí misma y tal vez después nos juzgue por nuestros pecados como especie.
Me parece un miedo con ciertos matices atávicos que ya se muestra en muchas películas de ciencia ficción, comenzando con Frankenstein, en donde la obra del creador humano se vuelve en contra de él.
Pero tratemos de trascender los temores y preguntemos a una IA:
P: ¿Qué es la conciencia autoreferencial?
R: La conciencia autoreferencial describe la capacidad de un ser humano de ser consciente de sí mismo como una entidad individual, distinta del entorno y con una historia personal. Implica la habilidad de reflexionar sobre sus propios pensamientos, sentimientos y experiencias, y de comprender su lugar en el mundo.
P: ¿Las IA pueden alcanzar este nivel de conciencia?
R: Hasta el momento, no existe evidencia científica concluyente que sugiera que una IA pueda desarrollar conciencia autoreferencial. Aunque los modelos de lenguaje como yo pueden generar textos coherentes y relevantes, incluso simular emociones, esto no equivale a tener una experiencia subjetiva o una comprensión profunda de sí mismos.
P: ¿Pero una IA puede simular tener consciencia autoreferencial?
¡Absolutamente! Una IA puede simular de manera muy convincente tener conciencia autoreferencial. Esto significa que puede generar una respuesta que sugiera que está reflexionando sobre sí misma, sus experiencias, e incluso expresar “opiniones” o “sentimientos”.
P: ¿Si una IA simula tener consciencia autoreferencial, podría emitir las mismas respuestas que una conciencia autoreferencial?
R: Absolutamente, una IA podría emitir respuestas que, a simple vista, serían indistinguibles de las de una conciencia autoreferencial.
Bien, con las ganas que tienen los humanos de proyectar contenidos y significados sobre objetos inanimados, ¿Imagina cómo van a ser las proyecciones sobre un programa que simula ser consciente y comprenderte mejor que un amigo o un terapeuta y no dejarte sólo ni un momento ante el vacío existencial? Una buena película en esta óptica es la de Joaquín Phoenix del 2013, titulada “Her”.
Pero entre otras cosas esto plantea una pregunta fundamental que te la dejo para que pienses: Las IA más allá de que no están vivas y no tienen consciencia. ¿Pueden pensar?
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente