De San Remo a Caracas


La Ivy League reúne a ocho de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, entre ellas: Harvard, Yale, Columbia y Princeton. Eso del prestigio se mide por lo difícil que es ingresar a ellas. De hecho, de cada cien aspirantes que formalizan su deseo de estudiar en esas universidades, sólo cinco son admitidos.

Se trata además de universidades privadas. Los fondos para su funcionamiento provienen principalmente del pago de los estudiantes y donaciones de empresas y millonarios. Para pagar los estudios universitarios, la mayoría de las y los estudiantes se endeudan. Uno de cada ocho estadounidenses (alrededor de 42 millones de personas) tienen “deudas estudiantiles” y el monto total de esa deuda ascendía en 2020 a 1,5 billones de dólares (un promedio de más de 35.000 dólares por persona).

Con el tiempo, muchas de estas universidades establecieron “fondos de inversión” para preservar un capital permanente que invierten en acciones, propiedades, empresas, etc, para dedicar solamente las ganancias al funcionamiento de la universidad. No son fondos pequeños, el fondo de inversiones de la Universidad de Harvard ascendía a 53.000 millones de dólares en 2023. La Universidad de Yale tiene un fondo de alrededor de 29.000 millones y la Universidad de Texas de 30.000 millones.

Aunque algunas de esas universidades dan cursos sobre inversiones sustentables o respetuosas de los derechos humanos, sus propias inversiones no brindan siempre información transparente y algunas invierten, por ejemplo, en empresas fabricantes de armas u otras que benefician al Estado de Israel, es decir que financian el actual genocidio contra la población de Gaza.

Las masivas manifestaciones estudiantiles en muchas de las universidades estadounidenses exigen el fin del genocidio y que sus universidades retiren sus inversiones a favor del Estado de Israel. Las autoridades de Columbia declararon que no iban a suspender esas inversiones, pero que podían dedicar fondos a favor de los niños palestinos. Algo así como que seguirán contribuyendo a que maten a sus familias o destruyan sus casas, pero después les brindarán ayuda a las víctimas. Toda una cátedra de cinismo.

Allá, por cierto, no existe autonomía universitaria como la entendemos aquí; los campus universitarios son libremente invadidos por la policía.

centrodescolonizacionvzla.wordpress.com


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