¡Ganó Venezuela!


En estos últimos días hemos sido testigos, en Venezuela y en el mundo, de una nueva escalada de agresión imperial y guerra mediática que busca desestabilizar la paz de nuestra nación.

Debemos ser firmes ante las maniobras del imperialismo y la derecha apátrida. Por eso, desde acá expresamos nuestra solidaridad inquebrantable con el presidente Nicolás Maduro, también llamando al pueblo venezolano, que con su conciencia histórica y su firmeza revolucionaria, se mantenga unido para defender la soberanía y el proyecto bolivariano que nos legó el comandante Chávez. La paz no es solo un deseo, sino una conquista que debemos proteger de aquellos que pretenden arrebatárnosla.

Nos unimos al llamado del propio jefe de Estado a hacerle frente a la guerra cognitiva desde las escuelas. No podemos permitir que se destruya la mente y las emociones de la juventud y del pueblo. Tenemos el reto de librar esta batalla para construir una sociedad consciente y profundamente humanista.

En este mismo espíritu de construcción y humanidad, aplaudo la celebración de la cumbre de la Red Regional de Sistemas Públicos de Abastecimiento y Comercialización de Alimentos de América Latina y el Caribe (Red Spaa), realizada recientemente en Cartagena.
Ahí, los países miembros reafirmamos el compromiso con la seguridad alimentaria y nutricional, el desarrollo sostenible y la protección ambiental. Reconocemos que ha habido grandes desafíos en cuanto al acceso a los alimentos y sus costos, impulsado, principalmente, por la pandemia del covid-19, los conflictos geopolíticos, (sanciones e injerencias, que en Venezuela hemos evidenciado), y el cambio climático.

En cuanto a nuestra realidad local, debemos destacar una verdad que muchos han querido minimizar y es que los comités locales de abastecimiento y producción (Clap), que han sido blanco de innumerables campañas de descrédito, han cumplido un rol fundamental en el acceso a los alimentos para el pueblo. Todo esto aunado al aumento del abastecimiento nacional, gracias a un incremento significativo de nuestra producción interna.

El camino es arduo, pero la convicción es inquebrantable. La Revolución Bolivariana ha demostrado con creces su voluntad política de enfrentar estos desafíos con dignidad, construyendo un futuro de justicia e igualdad. Y lo seguiremos haciendo.


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