Los ataques cibernéticos, el bloqueo y las sanciones como berrinche


Los venezolanos todavía no nos reponemos del sabotaje eléctrico que dejó a oscuras a la mayor parte del territorio nacional e 2019. El 7 de marzo de aquel año, un ataque cibernético masivo a la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar en Guri, estado Bolívar, causó un apagón que se prolongó por espacio de 5 días, cuando las gestiones del gobierno nacional lograron reponer paulatinamente el servicio.

Las historias de conmoción ciudadana todavía están frescas. Paralización de hospitales, cierre de industrias, problemas de transporte y del suministro de agua, lo que fue aprovechado por sectores de oposición para generar violencia y causar la muerte de 43 personas, según cifras oficiales.

Aquella historia de terror, sucedió meses después de la autojuramentación del prófugo de la justicia Juan Guaidó, quien se proclamó presidente en una plaza pública violando todo el estamento legal vigente. El mismo Guaidó, por aquellos días, declaró al país: “Si quieren que vuelva la luz, cese de la usurpación”, en alusión al chantaje de la derecha nacional para que el presidente legítimo, Nicolás Maduro, saliera abruptamente del poder.

Este 2024, nos encontramos con la misma historia, pero con otro protagonista. Este 30 de agosto de 2024, más de la mitad de Venezuela despertó a oscuras tras un nuevo ataque cibernético al Sistema Eléctrico Nacional (SEN). El chantaje, es idéntico y la vocería la ejerció esta vez la dirigente de extrema derecha María Corina Machado, quien dijo que sus acciones buscarán asfixiar al gobierno para precipitar su salida.

María Corina Machado ha contado las estrategias se factores opositores para atacar el Consejo Nacional Electoral y el Sistema Eléctrico Nacional. Foto Archivo

“La dirección política (de su movimiento) tiene la tarea de coordinar lo que se hace adentro y lo que se hace afuera. Rodear al secuestrador, como se hace cuando tienes un secuestro con rehenes prolongado: le cortas el agua, le cortas la luz, le cortas las armas, le cortas la plata… y entonces, cuando el secuestrador ve que cada día que pasa su situación se deteriora, que está rodeado, entonces es el secuestrador el que tiene incentivos para negociar”, dijo Machado en una entrevista emitida el mismo 30 de agosto.

De esta manera, subliminalmente, Machado asume la autoría del nuevo ataque al SEN, el cual fue denunciado por el gobierno nacional y corregido, esta vez, en tiempo récord.

Un país bajo asedio

Los ataques cibernéticos son una modalidad mucho más elaborada de desestabilización que ha utilizado la derecha venezolana en la búsqueda de un atajo para llegar al poder. Pero esta técnica forma parte de una estrategia de múltiples aristas que han afectado la vida de los venezolanos, entre ellas, el bloqueo económico.

Desde que el expresidente estadounidense Barack Obama declaró que Venezuela es una “amenaza inusual y extraordinaria” contra los intereses de su país, una lluvia de sanciones cayó sobre la economía nacional. Cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca, estas medidas coercitivas se multiplicaron al punto de bloquear la economía venezolana y las exportaciones de su principal recurso, el petróleo.

Con la llegada de Trump y el reconocimiento del supuesto gobierno del autoproclamado Juan Guaidó, muchos activos venezolanos en el extranjero fueron confiscados. Así, los recursos de la principal empresa venezolana en el extranjero, Citgo, fueron bloqueados, también la empresa Monómeros en Colombia y el acceso a créditos y préstamos a nombre del Estado.

Trump arreció las sanciones contra Venezuela tras reconocer el gobirno ficticio de Guaidó en 2019. Foto Archivo

Otros gobiernos afines a Washington también bloquearon activos venezolanos. Reino Unido se apropió de 31 toneladas de oro venezolano que habían sido resguardados en sus bóvedas, Portugal bloqueó 1.500 millones de dólares depositados a nombre Venezuela en sus bancos.

El bloqueo llegó al techo de la crueldad durante la pandemia del covid-19, cuando al país se le negó la compra de vacunas y material médico para contener la propagación del virus. El presidente Maduro ha referido que la intención de Estados Unidos y sus aliados era convertir a Venezuela en uno de los focos de la pandemia, pero se pudo sortear este bloqueo con la ayuda de China, Rusia y Cuba, que aportaron sus vacunas desinteresadamente para el bienestar del pueblo venezolano, que al final fue uno de los países con menos víctimas del covid en la región.

Fruto de este bloqueo, el daño económico contra Venezuela alcanza 800.000 millones de dólares, sin incluir en ese monto la cantidad de dinero perdido producto de la corrupción que los beneficiarios de la usurpación apoyada por Washington, cometieron con recursos de la nación en el extranjero.

La guarimba y el bloqueo como berrinche post-electoral

La derecha extremista venezolana se acostumbró a utilizar la violencia como forma de desconocimiento de los resultados electorales, causando enormes pérdidas materiales, económicas y en vidas humanas. Para ello, inventaron las llamadas “guarimbas”.

La mente criminal de esta forma de terrorismo, es el cubano-venezolano Robert Alonso, dueño de la finca Daktari, donde alojó más de un centenar de paramilitares colombianos para asesinar al Comandante Hugo Chávez y otros altos funcionarios del gobierno en 2004.

Unos meses antes, se habían producido las primeras guarimbas, cuando por cinco días activistas políticos del este de Caracas, quemaron basura y agredieron propiedad pública en protesta por el rechazo de las firmas planas presentadas por la derecha para convocar el referéndum revocatorio contra Chávez.

Otro evento electoral vinculado con las guarimbas se suscitó en 2009, cuando un grupo minoritario protestó contra los resultados del referéndum constitucional que modificó algunos artículos de la Carta Magna, pero el ensayo violento duró pocos días.

Las guarimbas se convirtieron en acciones terroristas que cobraron la vida de cientos de venezolanos. Foto Archivo

Con el paso de los años, y la vinculación de factores de la derecha con grupos delictivos, las guarimbas fueron creciendo en organización y violencia. En 2014, durante el primer gobierno de Nicolás Maduro, las técnicas para afectar la vida nacional resultaron todavía más aterradoras. Los violentos comenzaron a utilizar utensilios caseros hechos con trozos de manguera y clavos, conocidos como “miguelitos”, las guayas de metal colocadas entre postes de luz para supuestamente defenderse de los “colectivos” y que decapitaron a decenas de motorizados, así como también el uso de bombas molotov, botellas, piedras y ataques directos a los cuerpos de seguridad.

Pero las más violentas hasta ahora, ocurrieron en 2017. Esas guarimbas fueron el resultado del envalentonamiento de la derecha tras su victoria en las elecciones parlamentarias de 2015. Con el prófugo de la justicia Julio Borges en la presidencia del Parlamento, se hizo la promesa de sacar al gobierno con la presencia permanente en las calles. Esta ola de violencia fue acompañada de un desabastecimiento de productos inducido y del ataque a la moneda nacional. La violencia prolongada por poco más de tres meses, terminó con un saldo de 163 muertos.

La agresión no se detuvo a pesar de estas cifras macabras, y en 2019, la derecha lanzó el primer ataque masivo contra el SEN, como medida de presión y asfixia al gobierno de Nicolás Maduro, el cual vino acompañado por una arremetida de Estados Unidos y sus países satélites con la aplicación de sanciones económicas y el bloqueo comercial contra Venezuela.

“Nosotros hemos visto esa película”

 Luego de ocurrido el ataque al cerebro del SEN en 2019, el gobierno venezolano tardó algún tiempo en comprobar que el sabotaje fue producto de una agresión cibernética masiva dirigida desde el extranjero. El presidente Maduro corroboró que se detectó que ese ataque vino desde un Centro de Guerra Cibernética que tiene el Pentágono, en Washington.

Los ataques cibernéticos se han repetido desde entonces contra páginas web del Estado, sistemas operativos de seguridad nacional y múltiples agresiones contra el SEN en repetidas oportunidades. El más reciente lo acaba de conocer el país, cuando se produjo el ciberataque contra el sistema de transmisión de datos del Consejo Nacional Electoral, enturbiando de esta manera el proceso comicial presidencial del pasado 28 de julio cuyo resultado fue rechazado con nuevas guarimbas que dejaron 27 muertos, ninguno atribuido a las fuerzas del orden.

Una vista de un sector del centro de Caracas durante el ataque al SEN en 2019. Foto Archivo

Ante nuevo el ataque contra el SEN, ocurrido este 30 de agosto, en un claro berrinche post electoral por parte de sectores de la extrema derecha, el presidente Maduro dijo que “ésta película ya la hemos visto, y conocemos a sus protagonistas”, en relación a las acciones violentas de la oposición y sus cabecillas dentro y fuera del país.

El ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, dijo en relación a los autores de esta nueva agresión, que “siempre salen los bocones. A las 4:48 había mensajes de voceros de la derecha celebrando el ataque… haciéndole daño a nuestro pueblo, lo que hacen es fortalecer el espíritu del pueblo”.

Añadió que “a los que planifican estas acciones contra nuestro pueblo, la justicia les va a llegar. Y eso le da tranquilidad al pueblo”.

El gobierno nacional actuó de manera rápida y eficaz en este reciente atentado. Tras la reactivación del servicio eléctrico en la mayoría del país, el presidente Maduro dijo que las investigaciones están bastante adelantadas para determinar las responsabilidades y hacer justicia.


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