Definir qué es un mito hoy en día en cierta forma es un desafío. Por ejemplo, ¿Cómo se construyen y deconstruyen las figuras míticas en la era de la información? Con lo que sucedió en los Brics ¿Qué pasó con Lula da Silva cómo mito? ¿Qué límites existen entre un líder político y un mito? Estas preguntas y otras más que nos pudiésemos hacer nos invitan a explorar la diversidad de mitos que nos rodean y cómo estos se transforman según las generaciones.
Un joven de 20 años y una persona de 60 interactúan con un universo mítico completamente distinto.
Aunque comparten una cultura más amplia, sus referentes y formas de relacionarse con la realidad son diferentes. Al igual que las normas y valores evolucionan, los mitos también lo hacen, adaptándose a nuevos contextos y medios.
Si bien los mitos ancestrales buscaban explicar el origen del mundo y nuestro lugar en él, hoy en día, películas y redes sociales actúan como nuevos oráculos, moldeando y difundiendo mitos adaptados a nuestra era digital y globalizada.
Los mitos actuales sirven como espejos de nuestra sociedad, reflejando nuestras aspiraciones, miedos y anhelos. Son herramientas que utilizamos para construir nuestras identidades y dar sentido a nuestras vidas.
Es fundamental comprender no sólo qué es un mito, sino también qué tipo de mitos nos influyen en la actualidad.
Los mitos nos brindan sentido y significado, estructurando nuestra percepción de la realidad de manera inconsciente.
Aún las cosas más reales, tenemos la capacidad de convertirlas en mitos. Cualquier sujeto, personaje, evento o discurso lo podemos convertir en un cuento, en un mito y es lo que hacemos constantemente aún si no nos damos cuenta.
Mientras en la antigüedad los mitos se centraban en dioses y héroes mitológicos, hoy en día los mitos giran en torno a figuras públicas como actores, políticos, músicos, deportistas o incluso “influencers”. Estos personajes, al igual que los héroes antiguos, encarnan valores y aspiraciones que inspiran a las personas.
Si bien los mitos antiguos servían para cohesionar a las comunidades y explicar fenómenos naturales, los mitos modernos generalmente satisfacen necesidades psicológicas individuales, como la búsqueda de identidad, el pertenecer a un grupo o la necesidad de un modelo a seguir o alguien a quien idolatrar y adorar.
Y así como en la antigua Grecia o Roma donde había dioses para todo, en el presente hay mitos para todas las edades e intereses.
Porque, además, por si no nos hemos dado cuenta, los mitos nos viven, no solamente los vivimos nosotros.
Al afirmar que los mitos, así como las ideas nos viven, como plantea E. Morin, sugerimos que esta forma de relacionarnos con el mundo a través de narrativas, opera en nuestro presente, moldeando nuestras percepciones, comportamientos y valores.
¿Por qué los mitos nos viven? Porque los mitos estructuran nuestra forma de pensar y de percibir el mundo. Al igual que las gramáticas y las sintaxis moldean nuestro lenguaje, los mitos moldean nuestra comprensión de la realidad. Estos relatos del tipo que sean nos proporcionan categorías mentales, arquetipos y modelos que utilizamos para interpretar nuestras experiencias cotidianas de forma inconsciente.
Además, los mitos nos ofrecen también explicaciones a los grandes misterios de la vida, como el origen del universo, la muerte o el significado de la existencia.
Y contrariamente a lo que piensa en sentido común, los mitos no son estáticos, sino que se adaptan y transforman a lo largo del tiempo. Las nuevas generaciones reinterpretan los mitos antiguos para darles un significado relevante en su propio contexto. De esta manera, los mitos continúan evolucionando y respondiendo a las necesidades de cada época.
Hoy el mito es una imagen o un relato con imágenes en el que la persona proyecta expectativas de diverso orden y que además trata de introyectar en su vida imitándolo como puede.
Los mitos modernos, nacidos en la pantalla y en las redes, suelen seguir estructuras narrativas similares a las de los mitos tradicionales y así te ayudan a sentirte parte de una vida que tiene significado.
Sin embargo, a diferencia de los mitos antiguos, los mitos modernos suelen ser más ambiguos y abiertos a múltiples interpretaciones. Además, su difusión a través de las redes sociales permite que los fans participen activamente en su creación y reinterpretación, generando así una gran variedad de versiones y subculturas.
Tengamos en cuenta que los mitos modernos se encarnan en la vida real de diversas maneras.
Por ejemplo, los personajes y las historias de las películas y las series se convierten en modelos a seguir para los jóvenes, quienes adoptan sus valores, estilos de vida y formas de expresarse.
Los mitos modernos generan una gran cantidad de productos culturales, como “merchandising”, videojuegos, cómics y novelas, que perpetúan su influencia.
En algunos casos, los mitos modernos pueden dar origen a movimientos sociales o culturales, como el fenómeno de los fanáticos o las subculturas relacionadas con determinados géneros.
Lo que tienes en esta época es más posibilidades de personalizar tus mitos, pero siempre manteniendo los sentidos arquetípicos: el héroe, la prueba, el peligro, el amor, el tabú, el malvado, etc.
A este punto se hace un deber presentar algunos mitos actuales.
Tenemos de primero el mito del “sueño americano”. Popularizado por el cine estadounidense, este mito promueve la idea utópica de que cualquier persona en Estados Unidos puede alcanzar el éxito y la felicidad a través de su esfuerzo individual.
Seguidamente está el mito del “héroe emprendedor exitoso”. Mito egocéntrico que celebra la figura del individuo que lucha por ser exitoso, poderoso y rico llevándose por delante lo que sea. Este mito está presente en diferentes niveles de los mensajes que nos envían las narrativas de las redes y medios, por ejemplo, las series.
Seguidamente y podemos decir que “eternamente”, tenemos el mito del “amor romántico idealizado”. Fomentado por las películas e historias románticas, este mito mantiene en su narrativa que el amor es una fuerza poderosa y capaz de superar cualquier obstáculo y hacerte infinitamente feliz.
No podemos dejar por fuera el actual mito de “la belleza”, donde se da una ultra valoración y exterminación del aspecto estético llevándolo a niveles de total desnaturalización del concepto de belleza.
Otra faceta de nuestras creencias radica en el mito de que “todo se devuelve”. Este arraigado concepto surge de nuestra profunda necesidad de percibir el mundo como un lugar justo y equitativo, proporcionándonos una explicación y justificación ante las adversidades de la vida. Es una forma de atribuir sentido a nuestro sufrimiento y de encontrar consuelo en la creencia de que las acciones tienen consecuencias directas y proporcionales.
Por último y no menos importante es el mito actual de que “la ciencia y la tecnología van a resolver todos nuestros problemas”. Este es quizás un buen ejemplo de cómo proyectamos necesidades y atribuciones positivas y con intensidades religiosas en un concepto como son la técnica o la ciencia.
Al comprender cómo se estructuran y se encarnan estos mitos, podemos analizar de manera crítica su influencia en nosotros y tomar decisiones más conscientes sobre los mensajes que consumimos y hacia donde proyectamos nuestros contenidos inconscientes.
Y ahora te dejo esta pregunta a modo de “momento de autoayuda”. Toma papel y lápiz y haz una lista: ¿Cuáles son tus mitos? O ¿En qué crees?
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