Fue tan descarado el comportamiento de este par de personajes, el anodino y La Interfecta, con tal descaro de falsedad, arrastrando esa carga de mentiras, que obligó a los propios gringos, a Milei y a Boric, a decir que no reconocían a Edmundo González, y qué mejor esperaban. No hay duda, la estupidez es osada. Y tal como suponíamos, ni aparecieron ni llevaron las actas ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, a donde todos fueron convocados.
Y ahora no saben qué hacer, porque hasta muy tarde, La Interfecta estuvo intentando convencer a los demás candidatos para que no acudieran ante el TSJ. Pero verdugo no pide cuartel, porque ella los pateó todas las veces que quiso y estos la estaban esperando en la bajadita. “Esta loca nos pateó las veces que le dio la gana y ahora espera que le hagamos caso. Yo no soy suicida y espero seguir mi carrera política. Prefiero negociar con el gobierno, que no me está echando vaina”, comentó uno de ellos en una reunión privada.
Lo cierto es que todo indica que González no volverá al país y dejó a La Interfecta con ese muerto encima, porque ella ahora tiene que explicar dónde están las actas que dijo tener, pero que no sean de su fábrica de actas de Súmate, sino emitidas por el CNE; y ya sabemos que eso no es posible.
Y, por otra parte, tiene que explicarle a la oposición por sus desmanes, sus decisiones sin consultar a la Mesa de la Unidad Democrática y su maltrato a todos los miembros de la oposición. Y, además, no olvidemos que ella recibió 3,4 millones de dólares por autorizar la venta de Pdvsa, de asumir González la presidencia del país. Porque de paso, ya sectores de la oposición están comentando que su actitud fue un retroceso, no para el país, sino para los planes de acabar con el chavismo. En eso anda la oposición mayamera que se dejó envolver por La Interfecta y se la está comenzando a cobrar. No olvidemos que es una oposición pérfida, implacable y cruel.
Ya los diez candidatos están resignados a que esperarán hasta el 2031, para volver a la batalla contra Maduro y ese gentilicio llamado chavismo, que ha demostrado ser un hueso duro de roer, que volvió a poner los muertos y que será muy difícil eliminar ese culto a Chávez y lo que representa para el país. A construir de nuevo.
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