El Nobel de la paz para el odio


Independientemente del lenguaje o idioma que se hable en todo país —con excepción de las colonias, como es el caso de Puerto Rico, acá en Latinoamérica—, cada uno tiene sus símbolos, que en el caso de nuestra amada Venezuela, están representados por la bandera tricolor, el escudo y el himno nacional.

El pasado 12 de marzo en curso se cumplieron 219 años de haber sido izada la bandera por primera vez en el puerto haitiano de Jacmel, por parte del precursor de nuestra independencia, Sebastián Francisco de Miranda, en lo que iba a constituir su primer intento libertario, que luego fracasó, lo cual lo conduce a realizar una segunda acción por las playas falconianas, cuando el día 3 de agosto de 1806 sí la hace ondear, y con ese estandarte Simón Bolívar logra la liberación continental creando la Gran Colombia, la cual se va a derrumbar el mismo año en el que muere el caraqueño universal. Para entonces, ya Miranda había fallecido en la prisión de La Carraca, España, en 1816.

El historial de nuestro tricolor patrio es tan amplio, que nos permitiría editar un libro. Así tenemos que desde el 19 de abril de 1810 esa bandera de colores amarillo, azul y rojo ondeó en actos y batallas con sus triunfos y derrotas, y había reemplazado a la inglesa en el buque insignia Leander, nave principal del primer intento invasor de Miranda, quien al izarla le ordenó a los integrantes de la tripulación prestar un juramento, el cual dice así: “Juro ser fiel al libre pueblo de Suramérica, independiente de España, y servirle honesta y lealmente contra sus enemigos y opositores y obedecer las órdenes del supremo gobierno de este país, legalmente constituido y a las órdenes del general y oficiales superiores a mí”.
Es de hacer notar que quienes estaban prestando el juramento eran en su mayoría europeos, e incluso, había norteamericanos.

En ese marco histórico, nos encontramos que cuando los patriotas comenzaron a ganar la gesta, partiendo de la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819), ya el Padre Libertador había ordenado en 1817 la incorporación de la octava estrella, en honor al triunfo obtenido por Manuel Piar al liberar a Guayana del dominio español en el encuentro de San Félix.
En el transcurrir de todos estos años, nuestra bandera ha sufrido numerosas alteraciones en las que, incluso, se le eliminó esa octava estrella.

Así llegamos hasta el 9 de marzo de 2006, cuando el Comandante Eterno, Hugo Chávez, ordenó la reincorporación de esa octava estrella. Tal decisión la tomó el gran jefe bolivariano, para rescatar el decreto de Bolívar. Correspondió a la diputada Cilia Flores, conjuntamente con los parlamentarios Rodolfo Sanz y Ángel Rodríguez, exponer los motivos para restituir la octava estrella.


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