Hay quienes tienen rechazo a la palabra y la significación real de la hegemonía, como quienes sentimos cierta aversión por el poder y la autoridad. Como si estos factores en sí mismos fueran negativos, cuando en realidad lo negativo es y ha sido cómo han sido utilizados. El poder, la autoridad y la hegemonía no son factores de dominación y desigualdad necesariamente, pueden ser valores de liberación de emancipación.
Esto viene al caso por la alocución y las directrices del presidente del Psuv Nicolás Maduro Moros. Resonó en plena reunión del partido su llamado a la construcción de la hegemonía cultural. Es un legado de Chávez. Hay que hacer y rehacer todos los manuales, todos los libros, todas las teorías. Pidió vehemente Nicolás.
La Revolución Bolivariana es la garantía de la existencia de Venezuela, afirmó Maduro. No es cualquier frase, es el horizonte histórico. La esencia de la construcción del Estado democrático y social de derecho y justicia es el socialismo territorial, el poder popular y comunal, las comunas, los consejos comunales.
El socialismo del siglo XXI para ser socialismo debe ser democrático, participativo, protagónico y libre. Rompamos con la colonialidad. Construir una nueva hegemonía cultural, política ideológica.
Allí están las ideas fuerza del discurso de Maduro ante el cambio de época, con el legado de Chávez.
Aunque de los tres anillos de poder, el político partidista, el poder popular-comunal y el gran sistema de alianzas, quedó claro que todo eso tiene sentido si se logra renovar la Revolución que es la existencia misma de la nación. Todo el funcionamiento tiene sentido si trabajamos en la construcción de una nueva hegemonía cultural. Aunque haya puesto como ejemplo lo artístico, no se trata de las artes únicamente. Se trata de la política en relación con los valores de virtud y vocación de servicio, del ejercicio sagrado de la política que extirpe el cálculo egoísta de su desenvolvimiento. Se trata del trabajo diario con el pueblo en función de la satisfacción de sus necesidades de todo orden, se trata de un sistema de alianzas que impulse el bienestar social.
Crear una nueva hegemonía cultural implica no someterse a los circuitos capitalistas modernos de colonialidad del poder en todas sus esferas. Eso se logra estudiando nuestra propia realidad, nuestras propias maneras de resolver los asuntos en dialogo con otros pensamientos, pero siempre desde la soberanía cognitiva.
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