Un reciente reportaje del New York Times ha sacado a la luz los verdaderos motivos detrás de la política agresiva del presidente estadounidense Donald Trump hacia Venezuela: el acceso privilegiado a sus vastas reservas de petróleo y oro, más que la restauración de la democracia o la lucha contra el narcotráfico.
Según el informe, Trump incluso autorizó operaciones encubiertas de la CIA mediante un «presidential halling», una herramienta poco común en política exterior, que permite a la agencia realizar acciones clandestinas sin supervisión pública. Estas operaciones, según fuentes oficiales citadas por el diario, buscan desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro y facilitar un eventual cambio de régimen.
El reportaje detalla tres planes discutidos dentro del gobierno estadounidense:
- Ataques aéreos contra instalaciones militares venezolanas para debilitar el aparato de defensa del chavismo.
- Operaciones de Fuerzas Especiales como Delta Force o SEAL Team 6 para capturar o eliminar a Maduro, bajo la tesis de que lidera una organización criminal.
- Ocupación limitada de aeródromos y campos petroleros por tropas antiterroristas estadounidenses, lo que revela el interés directo en los recursos energéticos del país.
Los dos últimos escenarios implicaban altos riesgos para la población civil y las tropas, especialmente en zonas densamente pobladas como Caracas. Por ello, se priorizó el uso de drones y armamento de largo alcance para minimizar la exposición militar.
El texto también expone el dilema energético que enfrenta Washington: Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo, y Trump ha mantenido una política ambigua hacia Chevron, una de las pocas petroleras estadounidenses aún operativas en el país. Aunque en un momento se revocaron licencias por presión política, posteriormente se otorgaron nuevas autorizaciones, lo que demuestra que el interés económico prevalece sobre la retórica diplomática.
El artículo cita una supuesta oferta de Maduro para abrir todos los proyectos petrolíferos y auríferos a empresas estadounidenses, redirigir las exportaciones de petróleo de China a EEUU y reducir drásticamente los contratos con empresas chinas, iraníes y rusas. Sin embargo, la negativa de Venezuela a entregar sus recursos naturales sin condiciones ha sido el verdadero punto de fricción con Estados Unidos.
Desde la presidencia de Hugo Chávez, Venezuela ha defendido su soberanía energética, exigiendo que el petróleo se pague según los precios del mercado internacional. Esta postura ha permitido al país beneficiarse directamente de sus recursos, en lugar de cederlos a intereses extranjeros.
Finalmente, el informe concluye que, aunque existía una planificación avanzada para ejecutar una operación contra el gobierno venezolano, no había una estrategia clara sobre qué ocurriría después. Trump enfrentaba el dilema de iniciar una acción de alto riesgo en un contexto político adverso, marcado por intereses económicos, acusaciones infundadas de narcotráfico y una profunda rivalidad ideológica.
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