Reminiscencias: vida y costumbres de la vieja Caracas, libro escrito por el cronista José García de la Concha y publicado por Editorial Grafos, Caracas, 1962. Leemos en el prólogo de este libro escrito por Ramón Díaz Sánchez, lo siguiente:
“Si en este exacto momento que estamos viviendo se nos preguntase qué índole de sentimiento alberga el alma del caraqueño ante la vertiginosa expansión y ante la atropelladora transformación de los valores espirituales de la ciudad, no sabríamos responder con exactitud. ¿Están contentos, están orgullosos los caraqueños de esta expansión y de esta transformación?…” “Hay dos modos distintos de amar las antigüedades y de evocar el pasado: uno es el modo de pensamiento, otro la nostalgia. El pensamiento recrea – vuelve a crear; la nostalgia llora hacia adentro.”
La lectura de estas crónicas propicia el inicio de un viaje hacia aquella cotidianidad que signó a la población caraqueña de finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del XX. Por nombrar sólo algunos puntos o temáticas tratados en estas crónicas, podríamos citar: El comercio a principios del siglo XX; El comportamiento de la mujer caraqueña; La gastronomía; Las modas masculinas y femeninas a comienzos del siglo XX; El uso del pañuelo; Primer hospital de Caracas, sus antiguos conventos e iglesias, vieja nomenclatura de sus calles, el Palacio Federal, entre otros. Por otra parte, leemos también en estas páginas importante información acerca de los productos de exportación de la época como el café, el cacao y el tabaco; el primer maestro y la primera escuela de Caracas; el Convento de San Jacinto y la casa natal de Bolívar; la estación del ferrocarril central; hoteles y pensiones de Caracas, carreras de caballos, tranvías, entre otros.
Asimismo, dedica este autor una parte de sus escritos a diversos aspectos históricas de interés sobre Petare, Chacao, Los Chorros, El Valle, Macarao, San Antonio de los Altos, Galipán, La Fila de Mariche, entre otros poblados aledaños a la ciudad capitalina. Pero es la crónica titulada: “La decoración de las habitaciones” donde este escritor o cronista, nos comenta sobre noticias o rasgos reveladores, inherentes a los gustos de los habitantes de Caracas en cuando a la manera de decorar sus casas, respecto a esto último, nos dice:
“Era fácil conocer por la decoración y arreglo de cada vivienda, ricas o pobres, el orden, el grado de cultura, el gusto y delicadeza, de cada familia.”
De igual manera, nos remite o nos invita a dirigir la mirada hacia aquellas casas habitadas por familias que usaban objetos lujosos en la sala y elementos decorativos atractivos y de gran valor monetario, mientras que en el fondo, es decir, en las partes menos visibles de las referidas casas, se observaba ropa guindada en clavos, y como alimento cotidiano, las consabidas tacitas de guarapo con bizcochos de manteca.
Si nos referimos a la crónica: “Las modas femeninas a principio de siglo”, leemos en la misma, una detallada información relativa a la manera de vestir, y cómo andaban las mujeres caraqueñas a comienzos del siglo XX. En uno de los párrafos de la referida crónica, nos dice García de la Concha, lo siguiente:
“La Moda en las mujeres era más complicada y estaba dividida en tres etapas a saber: Las jóvenes hasta veinte años, no se montaban el pelo, no se les permitía usar prendas, y llevaban los vestidos, hasta “la orilla de la bota”. Las pasadas de veinte años más o menos y las casadas jóvenes; si usaban el traje largo con cola que recogía con cierto donaire y sencillez que les prestaba elegancia; usaban prendas auténticas. No se ponían lo que hoy llaman fantasía, que entonces llamaban prendas de turco. Su pelo montado en grandes copetes y moño. Luego comenzó a usarse un artefacto que llamaba “Totuma” para armarse el peinado. Las señoras mayores usaban para disfrazar su traje; una especie de capa que llamaban “Manteleta” y su gorra. Había un traje más sencillo que todas usaban, principalmente de mañana, para ir a misa temprano, hacer ejercicio o salir de compras. Consistía en falda y cota, bien con “Andaluza” o sombrerito de paja que llamaban “Canotier”.
La lectura de este libro de crónicas sobre la vida y costumbres de la viaja Caracas, nos ayuda o contribuye a redibujar la imagen de una ciudad que, debido a los cambios y transformaciones urbanísticas; hoy, prácticamente yace en algún lugar habitado por ausencias y olvidos inminentes. Pero que gracias a las palabras que se hacen reminiscencias en las páginas de la crónica histórica esa ciudad extraviada y olvidada; vuelve como un recuerdo a enriquecer y fortalecer la memoria de sus habitantes, visitantes y pobladores.
Esta obra puede ser consultada en la Colección Bibliográfica General de la Biblioteca Nacional de Venezuela.
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