El género de los roguelike se ha convertido, con el paso del tiempo, en uno de los más populares del medio. Todo gracias a su naturaleza rápida y satisfactoria que permite en cierta manera caer fácilmente bajo el efecto de “una partida más” tan solo para darnos cuenta que no hemos dormido en toda la noche, buscando ese build perfecto o esa partida en donde todos los elementos aleatorios se junten en perfecto balance para terminar el juego de una vez por todas.
Sin embargo, por los momentos, en su mayoría se han aplicado los parámetros del género a juegos de acción y aventura, en donde tras la muerte, el guerrero pierde todos sus ítems o parte de ellos y debe recuperarlos en la siguiente partida. Es una manera sencilla de aplicar los parámetros del género, pero como en todo, solo era cuestión de tiempo para que aplicaran de otra manera las características del roguelike; el año pasado, dicha aplicación se vio en Balatro, uno de los juegos más populares de 2024 y este año ocurre algo similar con Blue Prince.
Pero… ¿Qué es Blue Prince?
Dogubomb desarrolló y Raw Fury publicó Blue Prince, un juego en donde tomamos el papel de un joven heredero llamado Simon, quien debe resolver el misterio de la mansión creada por su abuelo, la cual también representa su herencia tanto física como emocional, pues la misteriosa construcción también esconde la verdad sobre su origen y revelaciones sobre su familia.
El juego logra mezclar los elementos roguelike de juegos tan famosos como Hades, The Binding of Isaac, entre otros, con elementos de investigación y resolución de rompecabezas que ofrecen clásicos como Myst y Riven. El resultado es un juego que resulta adictivo gracias a lo sencillo de sus mecánicas, una poderosa puesta en escena y también un elemento de descubrimiento que es sencillamente maravilloso.


Cada partida de Blue Prince consiste en tomar control de Simon mientras se adentra en la mansión; en donde cada puerta lleva a nuestro protagonista a un cuarto diferente en donde se recolectarán pistas y se resolverán misterios. Los cuartos son totalmente aleatorios y es decisión del jugador qué camino seguir, de la misma manera como antes de entrar en cada nueva habitación en Hades, Zagreus debe elegir qué nuevas habilidades tomar, y elegir una significa abandonar las otras, al menos en el futuro inmediato.
Con cada nuevo cuarto que el jugador descubre en la mansión, él toma la decisión de resolver lo que sea que el nuevo cuarto proponga y también ver en qué dirección irá la siguiente habitación, pues al menos, uno de los primeros retos del juego es llegar a una habitación llamada “la antecámara” que sirve como punto de encuentro para todos los esfuerzos de los jugadores en la primera fase del juego.
Un roguelike hecho y derecho con un giro interesante
Con cada nueva partida el jugador va adquiriendo conocimiento que permite que la siguiente partida sea mucho más fácil que la anterior, es por ello que en muchas maneras, mientras jugaba Blue Prince, sentí que estaba de regreso en el sistema solar de Outer Wilds, otro juego que también usa elementos roguelike para forzar a los jugadores a estar atentos a su entorno, buscar pistas, anotarlas (el juego sugiere fuertemente tener lápiz y papel a la mano), juntar todos los datos y sacar una conclusión.
Sin duda, esta mezcla entre elementos roguelike y elementos de los antiguos juegos point-and-click es bastante singular, y en gran medida Dogubomb logra ejecutar la idea de manera casi perfecta, pues es tan fácil perder horas en Blue Prince como lo es en Dark Souls, a pesar de que ambos juegos son tan diferentes, ambos poseen ese sentimiento de descubrimiento, de tener la necesidad de saber que va a pasar cruzando la siguiente esquina y de si seremos lo suficientemente habilidosos para poder superar el obstáculo.


La gran combinación de habitaciones y los diferentes retos y descubrimientos que existen en cada uno de ellos, en verdad hacen que cada partida sea lo suficientemente diferente como para que al menos durante las primeras diez horas de juego todo se sienta fresco e innovador, con misterios resueltos solo para mostrarnos misterios aún más grandes por resolver.
Pese a lo bueno, el RNG puede llegar a arruinarte la experiencia en ocasiones
Quizás el único elemento negativo de toda la experiencia es precisamente uno de aquellos que hacen al juego algo más parecido a Hades que a Outer Wilds, y eso es el elemento RNG o el aspecto aleatorio al momento de elegir a qué cuarto se desea ir detrás de la siguiente puerta. Cada puerta solo permite elegir entre tres habitaciones contenidas en una piscina de más de 40, por lo que conforme el juego avanza, incluso cuando el jugador forme sus estrategias de cómo avanzar de manera eficiente, gran parte de la ejecución de dichas estrategias es meramente suerte.


Por lo tanto, se vuelve un poco frustrante cuando se adquiere todo el conocimiento necesario para saber qué hacer, pero el juego no, no los permite, pues no salen las habitaciones necesarias para una partida exitosa y ese es un problema porque en definitiva una partida exitosa contiene ciertas habitaciones que deben aparecer obligatoriamente y de no ser así es una partida perdida. Que el progreso esté atado de manera tan fuerte al elemento de la suerte, hace que en ocasiones el resolver o llegar a un sitio no se sienta tan satisfactorio como podría haber sido.
Blue Prince cuenta es artísticamente único e impresionante
Fuera de ello, el apartado visual del juego es verdaderamente fascinante, pues hace uso del famoso cell-shading para ocultar de alguna manera su bajo presupuesto y aun así mantenerse verdaderamente pintoresco. El diseño de las habitaciones también es muy efectivo y contrasta con lo absurdo de la premisa y el elemento sobrenatural que acompaña a la obra, a pesar de que no es tan aparente. La combinación entre estos elementos mundanos y fantásticos crea una excelente atmósfera que también influye muchísimo en el disfrute del juego y nos permite mantenernos muchas horas en la mansión sin aburrirnos.


Trigg & Gusset compone la banda sonora y es otro elemento de vital importancia para Blue Prince, pues a pesar de que hay voces en el juego, estas tienen poca presencia por lo que la banda sonora termina siendo nuestra principal compañera en el aspecto auditivo y el resultado son piezas musicales que avivan el sentimiento de soledad que vive Simon, al ser la única persona en la mansión, y el sentimiento de que la mansión contiene misterios indescifrables, en verdad la música lleva el elemento de misterio a otro nivel.
La duración de Blue Prince variará de acuerdo a las habilidades del jugador para resolver los múltiples objetivos que se le presentan y por supuesto, también tomando en cuenta el factor suerte, que en ocasiones puede que no esté del lado del jugador y extienda la duración de manera artificial. Aun así, después de unas cuantas partidas, queda claro que Blue Prince no es un juego corto, aunque seguramente los speedrunners conseguirán alguna manera de terminarlo en un par de horas o menos.
Esta reseña fue realizada en PC gracias al código cedido por Raw Fury. Blue Prince ya está disponible en PlayStation 5, Xbox Series X|S, Game Pass y PC.
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