Pac-Man es sin duda alguna uno de los iconos más reconocidos de la historia del videojuego. Se podría decir que junto a Tetris, Mario y Sonic, definieron juntos lo que era el medio en sus inicios, y moldearon el camino a seguir para toda la industria. Sin embargo, a diferencia de Sonic y Mario, Pac-Man ha quedado un tanto rezagado en relevancia, pues al personaje le ha costado dar el salto a 3D de manera exitosa.
Shadow Labyrinth es una nueva entrega en la historia de Pac-Man, pero Bandai ha decidido ir por todo lo grande en cuestión de experimentación, colocando al personaje dentro de lo que es básicamente un metroidvania y además de ello, haciendo que la estética y la tonalidad del personaje están más cerca a algo definitivamente oscuro y hasta terrorífico. El resultado es un juego que aunque trata de hacer cuajar este nuevo camino para Pac-Man, se queda un poco en los laureles gracias a una falta de presupuesto e ideas novedosas.
El género del metroidvania es uno de los más populares en la industria y aunque no mueve muchos números a nivel de ventas, los desarrolladores encuentran en un género muy atractivo, con varios títulos lanzados cada año. Esta saturación del género ha hecho que cada vez sea más difícil encontrar un metroidvania que se sienta único y digno de jugar, especialmente cuando muchos fans del género simplemente esperan la salida de Silksong y más nada.
Pero… ¿De qué va Shadow Labyrinth?
Shadow Labyrinth se presenta como un metroidvania que incluye a una versión oscura de Pac-Man. Esta versión apareció por primera vez en un episodio de Secret Level, una antología de animación en Amazon. En ese episodio, el programa invirtió la idea original de Pac-Man, convirtiéndolo en una entidad de destrucción que debe ser contenida en el laberinto. Si logra escapar, será el fin de todo.


Shadow Labyrinth juega con esa premisa e introduce una narrativa mucho más compleja de lo que esperaba, pero lamentablemente el juego no logra que me interese por los nuevos personajes y entidades que aparece cada cierto tiempo en el camino del jugador, hablando de hechos del pasado, cataclismos y batallas, como si del lore de Dark Souls se tratase. Hay mucho esfuerzo puesto en la narrativa, pero las ideas son un tanto aburridas y la manera como se presentan poco inspiradoras. Aun así, para quienes buscan justamente eso, hay entonces una narrativa a descubrir y un par de sorpresas en el camino.
Es en su gameplay en donde Shadow Labyrinth me atrapó muchísimo más, pues el resultado, aunque esperado, contiene un par de elementos que hacen al juego único y digno de jugar para todo fan del género. En general, Shadow Labyrinth funciona como cualquier metroidvania, en donde el jugador va descubriendo el mapa poco a poco, mientras se cruza con jefes, descubre habilidades nuevas y nivela para hacerse cada vez más poderoso. Shadow Labyrinth cumple con todos estos aspectos al pie de la letra y nada más por ello cumple con aspectos de la fórmula que hacen del título jugable.


Una manera peculiar de contar la historia
Sin embargo, más allá de los elementos clásicos del género Shadow Labyrinth hace muy poco para sobresalir entre la competencia, siendo el único elemento que considero resaltante el integrar momentos de plataformas dentro de la exploración en donde efectivamente controlamos a Pac-Man es su forma esférica para cumplir ciertos retos y avanzar en la aventura. Estas secciones se sienten únicas y la manera de moverse en ellas es bastante divertida.
Estas secuencias son numerosas y aunque son efectivamente algo que ya se ha hecho en Metroid, encuentran su sitio dentro de este nuevo contexto de Pac-Man de manera efectiva y no se sienten fuera de lugar, de hecho, me hubiera gustado que se convirtieran en una sección mucho más importante dentro del juego.


Ahora hablemos de su jugabilidad y el combate
Fuera de estas secuencias, todo es bastante normal, incluso el combate, el cual puede verse similar al combate presentado en Castlevania u otros tantos juegos del género, en donde una espada toma el rol del arma principal. Al derrotar a cada enemigo, obtienes cristales para subir de nivel el poder de tu arma y otros atributos. Estas mejoras resultan bastante aburridas y llegan muy lentamente. Por eso, aunque las valoro, nunca me emocioné al conseguirlas, ya que ninguna transforma la manera en que juego.
Aun así, el juego nos mantiene enganchados gracias a sus numerosos jefes y desafíos de plataformas. Aunque no es lo mejor del género, es funcional y bastante divertido cuando te concentras. Es una fórmula que te hace perder la noción del tiempo con gran facilidad.


Aunque la gran mayoría de los elementos del juego son sólidos; movimiento, combate, exploración, otro elemento que se junta con la narrativa en cuanto a debilidad es el nivel de presentación del juego. El apartado gráfico deja fácilmente ver que este es un título de muy bajo presupuesto y un verdadero experimento por parte de Bandai de crear algo nuevo para su portafolio, pero sin arriesgar mucho dinero en el proceso.
Un apartado gráfico de antaño que pudo llegar a más
Los gráficos parecen sacados de un juego de Flash de principios de los 2000 o de un indie hecho por un equipo mucho más pequeño. El juego carece de atractivo visual por esta falta de presupuesto. Sin duda, habría destacado mucho más en el mercado si hubieran dado al equipo suficiente tiempo y dinero para crear algo más único. Estas secciones son únicas y la forma de moverte en ellas es bastante divertida.


El soundtrack es también bastante interesante y en ocasiones parece conectar con melodías que parecen pertenecer más a un Silent Hill que a un Pac-Man, pero ese es el punto de todo el proyecto llevar a la mascota de Bandai a otra dirección. Si hubieran tenido más confianza en esa fórmula, Shadow Labyrinth sería más que un metroidvania del montón: divertido, pero sin brillo.
Esta reseña fue realizada en PlayStation 5 gracias al código cedido por Bandai Namco Latinoamérica. Shadow Labyrinth ya está disponible en PlayStation 5, Xbox Series X|S, Nintendo Switch y PC.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente